A los graves problemas que tiene la UADY en estos días (como el desastre en su Facultad de Derecho que se cae a pedazos) se le suma uno más, la carencia de seguridad jurídica en su patrimonio al no poseer la propiedad de una de sus facultades. Así es, el terreno y la casa donde se ubica la Facultad de Arquitectura en el Barrio de la Mejorada, nunca se escrituró a favor de la UADY. La UADY, no es dueña de los terrenos ni de la casa que ocupa esta escuela.
¿Entonces quién es el dueño? La propia universidad tal y como lo declaran en el documento anexo no lo sabe. Lea y juzgue Usted, estimado lector.
Pero hay cosas que, si son seguras,
- a su equipo jurídico y su facultad de derecho nunca les ha interesado el resolver el problema,
- la desidia, la falta de interés y la incapacidad jurídica por parte de sus abogados ya llega casi a 100 años.
Es increíble como la desidia institucional ha corroído las entrañas de la universidad. La institución posee un séquito de abogados en su nómina. Un Abogado General que intenta dirigir tras bambalinas la universidad ante el vacío de poder williamcista y ganando más de 1.5 millones de pesos al año. Otros más como Carlos Macedonio Hernández quien navega de muertito al presumir de los esfuerzos individuales de sus estudiantes, y quien se esconde de los “asuntos” de la universidad como cuando la comisión de legislación de la UADY se la dieron a un ingeniero y no a él, y otros abogados más vegetando en sus centros de investigación cobrando dobles nóminas o bien simulando investigar, pasantes en derecho dirigiendo centros de investigación sin tener carreras terminadas, y abogados “dizque litigantes” pero que subrogan el trabajo a despachos externos para seguir hablando por el aparatito naco que lleva en el oído, abogadas chambonas que deambulan en sus oficinas sin saber qué hacer al carecer de dirección adecuada.
Todo ese “gran talento” no es capaz de lograr encontrar al dueño y tramitar una escritura para darle seguridad jurídica a una de las pocas facultades que aún goza de algo de prestigio institucional.
La UADY en sus casi 100 años de existencia no ha sido capaz de resolver un problema a pesar de los millones de pesos en nómina que le paga a sus abogados y las prebendas que estos reciben, entre las que se encuentran viáticos, contratación arbitraria de su personal, despido del mismo, no tener control de sus salidas ni entradas.
Todo esto, mientras la Facultad de Arquitectura, una de las instituciones que más ha destacado y crecido en los últimos años, ve como los abogados no le hacen caso, y viven bajo el temor de que un día, el verdadero propietario los deje en la calle.