Por Chismecito Político
El país arde y no sólo por las altas temperaturas, que rostizan a los viandantes en las calles del país, sino por la contratación de médicos cubanos.
Y el debate, que se pone aún más caliente, ya salpicó a un exgobernador: el cuestionado Salvador Jara, que sustituyó en 2014 a Fausto Vallejo, durante la crisis que padeció Michoacán durante ese año… y que sigue padeciendo, dicho sea de paso.
Lo cierto es que, aunque la discusión ha alcanzado niveles ridículos, absurdos, ha representado una oportunidad para deliberar sobre el estado en el que se encuentra el sector salud en el país.
Los médicos reclaman, con justa razón, falta de oportunidades, de plazas y condiciones laborales precarias. Y es cierto. No es un argumento serio pedirles que si quieren empleo se vayan a la sierra.
Eso es culpar e individualizar la crítica a un problema que se debe resolver colectivamente y desde el Estado. Porque no todos los médicos están en condiciones de irse a otra entidad: muchos tienen que cuidar a sus familias, a sus bienqueridos y no tienen los recursos para trasladarse al interior del país.
Es injusto, por lo tanto, que trate de socavarse el reclamo de los profesionales de la salud instándoles que se vayan a laborar a la sierra o a otros lugares de alta marginación. La mayoría de los doctores y doctoras no tienen para poner un consultorio en Polanco.
El gobierno y sus simpatizantes, por lo tanto, deben abogar por tener una mayor infraestructura sanitaria en todo el país, tanto en las grandes ciudades, donde se concentra la mayor parte de la población, como en las regiones de escasos recursos en las que viven los más desprotegidos.
Eso es lo que se le debe exigir a la autoridad y no permitir que se vaya por la tangente criminalizando a los médicos, que la mayoría son de clase trabajadora.
De igual manera, igual es momento de hablar sobre la ethos médica: es cierto que la salud se ha mercantilizado, individualizado, privatizado y al paciente se le considera más un cliente que un paciente.
Es un problema estructural que debe ser resuelto. Sin culpar ni criminalizar.
Aunque sí es criticable el discurso, desde el privilegio, de médicos que desconocen la situación que se vive en la mayor parte del país y la mayoría de sus colegas, se debe evitar caer en condenas y la privatización de la crítica, que reduce todo al individuo,
El video viralizado de la doctora Ana Ceci, genetista hija del exgobernador interino Salvador Jara, así como su pleito con las huestes de la Cuarta Transformación en las redes sociales es ejemplo de todo lo anterior.
Es cierto que Jara fue un mandatario estatal con diversos señalamientos de corrupción, los cuales fueron reveladas por la Contraloría del estado en 2017, además de que en la Universidad Nicolaíta fue criticado por su gestión, pero los hijos no deben cargar con los pecados de sus padres.
Aunque quizá peque de no conocer, debido a su privilegio, la precariedad en el sistema de salud y no sepa las condiciones laborales de la mayoría de los médicos mexicanos, no es una persona con malas intenciones y reducir el debate a sus relaciones familiares es reducir el debate a lo escatológico y lo falaz.
Es un momento ideal para discutir el sistema de salud de México, pero sin caer en ingenuidades, buenos deseos, falsedades y ataques individuales.
La mayoría de los médicos mexicanos no tiene para poner un consultorio ni son hijos de exgobernadores, por lo que tampoco tienen posibilidad de irse a trabajar a la sierra, como les exigen algunos.
Información Radio Fórmula