WASHINGTON.
Hay nuevos trapos sucios en la Casa Blanca: una discordia creciente entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su secretario de Estado, Rex Tillerson, quien ha llegado a calificar a su jefe de ‘idiota’.
De acuerdo con un reporte de la cadena NBC, Tillerson estuvo a punto de renunciar a su cargo en julio a raíz de unas diferencias con el mandatario, y la relación actual entre ambos se mantiene tensa por la misma razón.
Las desavenencias alcanzaron un punto crítico en julio, en los días en que Trump ofreció un cuestionado discurso ante miles de boy scouts en Virginia Occidental.
En los días previos, el secretario de Estado increpó públicamente a su jefe, al que llegó a referirse como ‘idiota’, durante una reunión de alto nivel que tuvo en el Pentágono y en la que estuvieron presentes miembros del gabinete e integrantes del equipo de Seguridad Nacional.
Aunque no está claro si Trump tuvo conocimiento del hecho, el vicepresidente Mike Pence, cuarto en la línea de poder gubernamental, intervino junto a otros oficiales para tratar de calmar los ánimos de Tillerson.
Los funcionarios pidieron al titular de la diplomacia estadunidense que permaneciera en el cargo al menos hasta fin de año, pues en esos momentos el gobierno estaba siendo sacudido por una serie de renuncias y despidos, y la situación podía agravarse con su dimisión.
Según NBC, la intervención de Pence, quien aconsejó a Tillerson arreglar sus diferencias con el presidente en privado, fue crucial para atenuar la crisis.
RELACIÓN AGRIETADA
Pero la relación entre Tillerson y su jefe sigue siendo tensa.
En los últimos días, el presidente estadunidense pareció desdeñar los esfuerzos de su secretario de Estado para hallar una solución diplomática al conflicto con Corea del Norte, tras comentar en Twitter que se trataba de una ‘pérdida de tiempo’.
Además, Trump y Tillerson han chocado en sus posturas sobre algunos temas prioritarios en política exterior, como la relación con Irán y el papel de Estados Unidos en la crisis de Qatar.
En agosto pasado, según NBC, el presidente norteamericano se molestó con su secretario luego que éste contradijera en una entrevista la opinión de Trump sobre la violencia racial desatada por esos días en Charlottesville, Virginia.
El mandatario había declarado entonces públicamente que tanto los grupos supremacistas como sus antagonistas compartían culpas por los disturbios.
Tillerson zanjó la cuestión asegurando que Trump solo hablaba por él.
Cuando apenas está por cumplirse su primer año de gobierno, Trump se ha quedado sin un consejero de seguridad nacional, un jefe de gabinete, una fiscal general, dos directores de comunicaciones, su estratega en jefe, un director del FBI y un secretario de Salud.
¿La lista crecerá?
Información Excelsior.com.mx