Por Yuriria Sierra
Andrés Manuel pone agenda. Los demás, reaccionan. Eso nadie se atrevería a dudarlo. Desafortunadamente, no siempre de la mejor y más sensata forma. Tras el anuncio que hizo del que sería su equipo de seguridad, de ganar la elección presidencial, las siguientes horas no paramos de respuestas a esto. José Antonio Meade afirmó que la seguridad no es un tema que se resuelva con ocurrencias. Enrique Ochoa, por su parte, puso en duda —con razón— la experiencia en esta materia de Alfonso Durazo, quien sería secretario de Seguridad Pública.
AMLO lo hizo de nuevo, volcó un tema de relevancia nacional sobre él. En las últimas semanas, en el Congreso, en las calles, el debate se centró en la Ley de Seguridad Interior. Instancias y organismos internacionales, como la ONU y Amnistía Internacional, hicieron llamados al gobierno federal para la no promulgación de esta ley que, como aquí lo expresamos, está redactada con la misma ambigüedad que tantas otras, y que la hace vulnerable a una mala ejecución. Lo que ayer hizo López Obrador fue cambiar el centro de ese debate, tal como cuando habló de su amnistía para frenar la violencia en el país. Más allá del anuncio de su equipo, en el que además de Durazo, están personajes como Alejandro Gertz Manero, Marcos Fastlicht (suegro de Emilio Azcárraga Jean), Audomaro Martínez, José Manuel Solano y Loretta Ortiz, lo que el tabasqueño logró fue ponerse él, otra vez, en el centro, como el protagonista de la respuesta a cualquier problema que padezca este país. Curioso que, dentro de este grupo de funcionarios, no estuviera Marcelo Ebrard, quien fuera secretario de Seguridad Pública durante su jefatura de Gobierno, y a quien le debe la disminución de los índices de inseguridad que ayer presumió. Pero, sobre todo, el más exitoso jefe de Gobierno (Marcelo) en lo que se refiere a la disminución de la inseguridad y la violencia en la ciudad.
Pero lo más controvertido del anuncio de ayer fue la estrategia: AMLO propone que el Ejército, la Marina y la Policía tengan un mando único: él mismo, Andrés Manuel López Obrador. Porque sin él nada podrá resolverse: “No se va a delegar la responsabilidad en ninguna instancia y en ninguna secretaría (…) Voy a asumir de manera directa esta responsabilidad…”, afirmó ayer al hacer su anuncio en un hotel al sur de la Ciudad de México. Esto implicaría, entre otras cosas, presentar una ley nueva o, al menos, modificar esta polémica Ley de Seguridad Interior. Serían cambios que harían que estas tres fuerzas de seguridad fueran una sola. Una militarización no expresada como tal: “Es como la Ley de Seguridad Interior, pero con esteroides”, me dijo anoche Alejandro Hope, experto en temas de seguridad, en entrevista para Imagen Radio. Pero el efecto más inmediato de su anuncio, sin duda, es servir de consuelo para los detractores de aquélla que espera en la Corte para hacerla efectiva. Conmigo no habrá militarización del país, no como incendiariamente se entiende, les estará diciendo a sus seguidores; aunque también con ello les esté advirtiendo que sólo él decidirá la manera en que operen las fuerzas de seguridad. Promesa y engaño. Y es que, además, otra de sus propuestas es que la designación del fiscal general quede completamente en sus manos, si llega a ser Presidente, claro. Pero, ¿qué no lo que se busca es que no haya un #FiscalCarnal que garantice impunidad? ¿Qué no ése fue también el tema de otro debate en el Congreso? ¿Qué no ésa es la exigencia de organizaciones civiles, acabar con la centralización de las decisiones? ¿Por qué decir, entonces, que todo, absolutamente todo, lo decidirá él?
¿Llamarada de petate porque AMLO sólo quiere reflector? Así lo hizo con su amnistía. Dejó que por varios días sus opositores cuestionaran su propuesta. Ayer, apenas ayer, salía el exsecretario de Luis Donaldo Colosio y de Vicente Fox, hoy su posible secretario de Seguridad, Durazo Montaño, a explicar que la amnistía se refiere más bien a los campesinos que cayeron en el narcocultivo por no tener otra alternativa de sustento. AMLO gozó durante estos días del reflector, porque mientras que Meade afirmaba que la Ley de Seguridad Interior es un paso adelante para resolver los pendientes en materia de seguridad, López Obrador ayer a prometió que acabará con ella… al tiempo que presentaba una propuesta más agresiva que la que promete echar por tierra. Información Excelsior.com.mx