A pesar de que se planea un regreso a clases semipresencial, en algunas instituciones educativas el número de alumnos es tan alto que será difícil que los alumnos guarden la llamada sana distancia
“El regreso a clases será complicado porque algunos compañeros ya no van a regresar… murieron durante la pandemia”, es el panorama que vislumbra la maestra Cristina Mendoza, quien imparte clases en el nivel medio superior en el municipio de Tecamachalco, en Puebla.
“Ahora que regresemos yo creo que vamos a tener varias bajas por la misma situación (pandemia); yo tuve alumnos con covid que desafortunadamente estuvieron aislados y ellos mismos me decían: ‘maestra, lo que más nos pega es estar solos aislados’. Tuve alumnos que murieron un papá o la mamá; por ejemplo, en el caso que falleció el papá él (el alumno) ya es el jefe de familia y automáticamente la escuela ya pasa a segundo o tercer lugar y es el trabajo lo que más le importa, llevar el dinero a casa porque tiene más hermanitos, porque tiene una familia”, detalla.
“Afectó demasiado, sí es una situación complicada para todos. En el caso de la institución también va a ser complicado porque alguno de los compañeros ya no va a regresar, desafortunadamente fallecieron dos compañeros”, agrega.
La vacuna es una esperanza para volver a clases
La maestra Cristina Mendoza es uno de los más de 160 mil trabajadores del sector educativo del estado que esperan recibir la vacuna contra covid-19 para poder regresar a clases “porque una escuela sin alumnos es completamente triste”.
“La vacuna es una esperanza y algo que queremos muchos de los maestros. Tengo muchos compañeros que tiene una enfermedad, entonces ellos están preocupados por el riesgo. El ya estar vacunados nos da un poco de más seguridad para poder regresar, pero siempre habrá riesgos, aunque la vacuna nos ayudará para que estos riesgos sean los menos”, explica.
Será difícil que alumnos guarden sana distancia
A pesar de que se planea un regreso a clases semipresencial, en algunas instituciones educativas el número de alumnos es tan alto que será difícil que los estudiantes guarden la llamada sana distancia.
“En donde yo laboro es una institución grande, tenemos más de 600 alumnos, entonces aunque va a ser el regreso semipresencial, aun así, si dividimos el grupo en dos, tenemos grupos de 50 alumnos, imagínese 25, aun así en un salón son muchísimos, entonces sí está complicado”, expresa.
Aunado al número de alumnos, a los riesgos de un posible contagio se agrega que el 60 por ciento de la población estudiantil no es local, sino que llegan de otros municipios.
“El 60 por ciento no es de Tecamachalco viene de otras localidades, algunos se trasladan en 1 hora en transporte público, entonces también ahí está complicado, porque viajar es un foco de infección”, expone.
‘Una escuela sin alumnos es completamente triste’
Estar con los alumnos, poder sentirlos cerca, tener un contacto visual, es lo que más extraña la maestra Cristina Mendoza, de las clases presenciales, ya que “aplica mucho lo emocional”.
“Yo siempre he dicho que una escuela sin alumnos es completamente triste. Yo he ido a la escuela por algunas situaciones y se ve la escuela vacía y muy triste”, detalla.
“Por ahora vamos a seguir trabajando en un sistema semipresencial, donde sí vamos a ver a los chicos y van a tener actividades para casa, pero ya el que nos veamos, créame que es lo mejor que podemos hacer, porque también los chicos ya están hartos de estar encerrados. Para muchos de ellos era una salida llegar a la escuela; y no sólo los alumnos, los papá también como que ya quieren que los chicos regresen a clases”, agrega.
“Cuando salimos pensamos que regresaríamos en un mes”
La maestra Cristina Mendoza destaca que el regreso a clases se vivirá de una manera diferente ya que en un principio se pensó que sólo sería un mes en el que se estaría lejos de las aulas.
“Cuando salimos, que recién en marzo del año pasado que empezó esta situación, pues pensamos que en un mes regresábamos, pero a como se va alargando el tiempo, al ver o escuchar que falleció una persona, otra, otra… es algo triste”.
Pese a estar lejos de su espacio de trabajo y adaptarse a trabajar en línea, la maestra destaca el lado positivo de la situación como lo es el incremento de tiempo para estar cerca de la familia.
“La convivencia familiar, el valor de la familia también se incrementó; tal vez por el exceso de trabajo no platicábamos con la familia y ahora pasa lo contrario, ya estamos al 100 por ciento en casa. Entonces cambia drásticamente la situación y aprendes a valorar la vida, porque como maestros damos todo por los chicos, damos tiempo extra y muchas veces en lo que menos pensamos es en nosotros, y ahora ya piensas diferente, ya ves la vida diferente y aquí estamos”. Información Excelsior.com.mx