La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) promete sortear las presiones financieras y políticas y “ajustarse el cinturón” en 2018 para reducir la deuda y lograr el segundo superávit primario al hilo, con todo y que se conjuguen eventuales alzas en las tasas de interés, que encarecen el costo de la deuda, y las elecciones presidenciales, que son una tentación para aumentar el gasto público.
Luis Madrazo, titular de la Unidad de Planeación Económica de la SHCP, señaló que 2017 cerraría con un superávit primario equivalente al 1.3 por ciento del PIB, que incluye los recursos del Remanente de Operación de Banco de México (ROBM), mientras que para este 2018 lo que se espera es que los números positivos sean del 0.8 por ciento del PIB.
“Sin el Remanente de Operación de Banxico (que implicó una transferencia por 321.5 mil millones de pesos) el superávit primario en 2017 terminaría en 0.4 por ciento del PIB, lo que indica que el gobierno federal aún sin esos recursos excedentes habría logrado su primer superávit desde 2008”, destacó el funcionario federal en entrevista con El Financiero.
El pasado viernes, la SHCP publicó su Informe Mensual de Finanzas Públicas en el que dio cuenta que el balance primario a noviembre ascendió a 456.5 mil millones de pesos, mientras que el balance del sector público acumulado a dicho mes registró un superávit de 69.7 mil millones de pesos.
“Este resultado es consistente con el objetivo anual de lograr el primer superávit primario”, mencionó el informe.
La “fórmula” para lograr el superávit estuvo basada en la recaudación y en la reforma fiscal, que aumentó los ingresos del gobierno, lo que se complementó con un esfuerzo de contención del gasto público, sobre todo del programable, destacó el funcionario.
DEUDA PÚBLICA
Cuestionado sobre si habría mayor presión para Hacienda por la eventual alza de tasas de interés de la Reserva Federal de EU y del Banco de México, lo que podría influir en el proceso de consolidación fiscal en 2018, Madrazo sostuvo que la deuda pública tiene solidez y una estructura que ha permitido, y seguirá permitiendo, junto con los ajustes en el gasto, mejorar la posición financiera, a pesar del alza en la tasa de interés en EU.
“Los últimos años se han caracterizado por un incremento en las tasas a nivel global, impulsado por el alza de las tasas de la Fed. Este proceso incrementa el costo financiero, pero esto ya lleva dos años, ya cumplimos dos años completos desde que inició el proceso de alzas, esa presión ya está incorporada en nuestra programación para reducir el déficit y tener un superávit primario”, afirmó.
Sobre el riesgo que implican las elecciones presidenciales para cumplir con el gasto público, afirmó que se espera cumplir con el presupuesto el año que entra y resaltó que el esfuerzo mayor de reducir la deuda fue en 2017, lo que está en línea con el compromiso de cumplir con el proceso de consolidación fiscal.
“Tenemos un sistema político federal donde hay elecciones prácticamente todos los años y que independientemente del contexto electoral, las metas de consolidación fiscal se han cumplido todos los años desde hace cuatro años que inició el proceso de consolidación”, expuso.
Hacienda estima que la deuda pública disminuya de 48.7 por ciento del PIB en 2016, a 46.7 por ciento en 2017 y que en 2018 presente una reducción adicional en su trayectoria para ubicarse en 46.1 por ciento del PIB.
Madrazo mencionó que si bien el tipo de cambio influye en el nivel de deuda pública, “sí vemos ya una trayectoria decreciente, esperábamos que apenas en 2018 pudiéramos empezar a disminuir la deuda, pero un año antes de nuestra meta estamos empezando a bajar la deuda con solidez y robustez ante cualquier choque exógeno”. Información El Financiero