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Si Hitler hubiera usado Twitter

Por: Yuriria Sierra

“¿Hay alguna comparación entre la forma en que las campañas de Donald Trump y Adolf Hitler debieron tratarse en los medios de comunicación? (…) Debido a que escribí un libro llamado Explaining Hitler, varios editores me preguntaron durante la campaña qué podía decirse sobre el tema. Hasta la mañana siguiente a las elecciones los rechacé…”, escribe Ron Rosenbaum, uno de los periodistas más críticos de EU, quien en ese libro estudió la manera en que los medios alemanes cubrieron el discurso y los hechos de Hitler, previo y durante la Segunda Guerra Mundial. Rosenbaum dice que, en principio, las similitudes que comenzamos a ver entre las palabras y estrategias de Trump en su campaña le eran ajenas a la idea de genocidio que estuvo presente en las de Hitler; que le parecían sólo palabras torpes de un racista (en Trump), de un bufón, pero que todo cambió después del 20 de enero: “Ahora Trump y sus secuaces están en el asiento del conductor, tratando de imponerse como participantes respetables de la política estadunidense, cuando en realidad sus puntos de vista salen de un libro de juego alemán. Es el momento de una inspección más cercana a las tácticas y estrategias que trajeron esta distorsión de los valores americanos (…) una especie de control retórico que tanto Hitler como Trump utilizaron contra sus oponentes, especialmente los medios de comunicación…”.

Y el papel del periódico Munich Post fue importantísimo para evidenciar la peligrosidad de Hitler; aun con la guerra en marcha documentó lo que pasaba alrededor del círculo del líder nazi.

“En la noche del 8 de noviembre de 1923, en medio de un encuentro político en Bürgerbräukeller, una enorme cervecería donde se celebraban reuniones políticas, Hitler se levantó, disparó una pistola al aire y anunció que su milicia había capturado a los tres primeros líderes del sur de Alemania. A la mañana siguiente declaró que su milicia Stormtrooper capturaría los edificios del capitolio y luego se dirigiría al norte a Berlín. No ocurrió. Esa mañana hubo un tiroteo en el puente hacia el centro de la ciudad que terminó con las fuerzas de Hitler que no pudieron cruzarlo; Hitler sólo se arrojó al suelo en medio de disparos que apuntaron aquella derrota….”; según Rosenbaum, este triste episodio de Hitler fue provocado por lo que el Munich Post publicó, lo que hizo que el Partido Nazi llamara a la redacción del diario “La cocina del veneno”, porque, según ellos, sólo escribían calumnias contra su movimiento. Uno de los episodios más trágicos del siglo XX pudo haber sido mayor a no ser por el trabajo que la prensa crítica mantuvo con valentía a pesar de la guerra y las amenazas.

Ayer nos despertamos con un par de tuits de Trump con los que se lanzó de nuevo contra los medios de EU: CNN, NBC, ABC y The New York Times. No fue la primera vez que afirma que éstos “dicen mentiras” sobre él. Por ello optó en reducir el acceso de la prensa a la Casa Blanca y en soltar cuanta provocación se le ocurre en Twitter. Trump no quiere a los medios —a la mayoría—porque no se alinean con su discurso y lo cuestionan y, por fortuna, porque no se han dejado intimidar. Y porque no han sucumbido a la violencia implícita en sus “órdenes ejecutivas”.

La importancia del trabajo periodístico, como el de los medios en EU y el mundo, está cobrando mayor dimensión porque, como dice Rosenbaum, la lupa detrás de los pasos de líderes como Trump contribuye muchísimo en el control de daños. Si Hitler hubiera tenido Twitter se habría envalentonado más. Trump tiene esa guerra al tiempo en que gobierna a punta de 140 caracteres, porque le hace falta esa “legitimidad” que da el que sea menos la prensa que lo cuestione (no es gratuito su bajo índice de aprobación). Para Rosenbaum, si en algún momento pensó que se trivializaba el discurso de espanto de Hitler comparándolo con Trump, ahora vale la pena pensarlo en serio, porque la crítica evita que el horror sea “normalizado”, que es lo que sucede cuando las voces críticas se van apagando.

Si Hitler hubiera usado Twitter tal vez el Holocausto habría sido más numeroso y brutal. Pero la diferencia es que antes de Hitler no había Hitler para compararlo. Y antes de Trump sí lo hubo. Con o sin Twitter, ya sabemos cómo puede terminar la historia si no nos empeñamos en evitar que el odio, el miedo y el horror se instalen como ingredientes normales de la vida cotidiana.

Fuente. Excelsior.com.mx

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