Por Yuriria Sierra
No hay agenda. Hay campaña. No hay propuestas. Hay provocaciones. No hay planes a futuro. Hay frases abstractas para hacer proselitismo. José Antonio Meade no ha parado de retar en Twitter a sus oponentes. Su campaña gira en torno a eso. Tuitea antes de las 7 de la mañana, para ganarle a la conferencia de Anaya. Y escribe sobre su #7de7, que, dice, quiere contrastar con AMLO, porque también hace a un lado a los otros candidatos. Sus spots en televisión y radio sólo buscan causar miedo. Margarita Zavala lucha por tener la misma visibilidad de sus compañeros en la contienda, por ello en los eventos a los que ha asistido, no ha cambiado su speech. En los últimos días ha dicho lo mismo, reitera las que son, hasta hoy, sus promesas de campaña: combate a feminicidios, una base de datos de huérfanos por este delito, la “mejor policía” del país. Lo mismo lo dice en Puebla que frente a los miembros del Episcopado. No hay nada más allá de esto. No explica cómo. Ricardo Anaya se dedica a seguir su campaña según lo que imagine en su propia dimensión. No le interesa nada más. Sólo le interesa competir con López Obrador. En la campaña de éstos, lo único a lo que aspiran es llegar al segundo lugar. Y como AMLO es el primero, según las encuestas, se dedica a pasear por el país pensando ya como Presidente. Opera y se mueve como tal. Estará deseando, tal vez, que sea 2 de julio. Dirigiéndose hacia el error de sus campañas anteriores: esa soberbia que lo ha traicionado.
Los candidatos están en su propia coyuntura, en la electoral y personal. Pasan de noche lo que sea que suceda en el país, más aún si eso implica pensar en el largo plazo. Sólo importa el nuevo aeropuerto, su permanencia o cancelación. Sólo importa en lo que se van a convertir Los Pinos si alguien gana o si se venderá el avión presidencial. Mientras un candidato presume su patrimonio, otro lo justifica. Mientras uno se siente orgulloso de vivir, dice, con 50 mil pesos al mes, hay quien pide que la sumen a la conversación. Que si cuál partido tiene la lista de plurinominales al Congreso más impresentable. Que quiénes son más corruptos. Que a quién reciben bien las calificadoras. Que quién juntó más firmas, que quién hizo trampa… Bueno, incluso, que si no les gusta este moderador para el debate, que lo quiten, como aseguran ha pedido el recién llegado a la boleta. En eso se están yendo las campañas. En los intereses personales y partidistas, que poco tienen que ver con el país.
No hay mensajes que hablen del futuro, pues éste sólo es utilizado como una idea abstracta: lo que mágicamente sucederá si cada uno gana, cómo imaginan a México en uno, dos o seis años, cómo planean dejar al país al terminar su hipotético sexenio, pero no están proyectando los trazos que darían forma a lo que quieren construir. ¿Cómo le hará Anaya para subir, desde el día uno como dijo, el salario a 100 pesos? ¿Cómo le hará AMLO para dejar el salario mínimo en casi 180 pesos en 2024? ¿Por decreto? ¿Sólo con austeridad? ¿Cómo elaborará y qué utilidad le dará José Antonio Meade al Registro Nacional de Necesidades de cada Persona que prometió hace unas semanas? ¿Cuánto tiempo tomará hacerlo?
¿Cómo le hará Margarita Zavala para cubrir las necesidades de los niños huérfanos por feminicidio o para qué querrá el registro? ¿Los ofrecerá en adopción? ¿Su gobierno cubriría sus gastos? ¿Qué va a prometer El Bronco si ahorita lo que le importa es pelearse con el INE?
En eso están todos. Nadie habla de los escenarios posibles en la renegociación del TLC. Nadie ofrece algo para detener la migración. Tampoco se atreven a hablar de la legalización de las drogas. No ofrecen ampliar los derechos de las mujeres para que en todo el país podamos decidir sobre nuestro cuerpo. Tampoco nada para terminar con la discriminación por preferencia sexual. No hay mensajes contundentes para erradicar el racismo (hasta se benefician de él, como ayer escribimos en este espacio).
Tal vez la proximidad del debate y el debate mismo los haga hablar sobre lo que sucede más allá de sus propios intereses. Tal vez. Se verán en el Palacio de Minería el 22 de abril, ¿esperarán hasta ese día para darle sentido, uno que les interese más a los electores, a sus respectivas campañas? Información Excelsior.com.mx