Por Ángel Verdugo
Hace 35 años, en una muestra clara y contundente de su fe católica, los irlandeses rechazaron la pretensión de algunos grupos de la sociedad de ese entonces, de permitir la práctica del aborto durante las primeras doce semanas de la gestación.
Hoy, 35 años después, el referéndum llevado a cabo hace cinco días fue igualmente contundente; sin embargo, hubo ahora una gran diferencia con el resultado de ese entonces. La diferencia consistió, no en el tema a votar sino en el sentido del voto de la sociedad irlandesa. Lo que ayer fue condena contundente, hoy lo fue por la aprobación; dos terceras partes en favor de lo que en 1983 rechazó la sociedad irlandesa exhibieron, esta vez, para la sorpresa y estupor de no pocos, una pérdida de influencia de la Iglesia Católica en Irlanda que podría considerarse histórica.
Este cambio profundo en la visión y valores de una sociedad como la irlandesa, cada vez con mayor frecuencia se presenta en otros países y, todo así lo deja ver, ese cambio cultural seguirá concretándose. ¿Es posible detener los cambios culturales en las sociedades modernas? No, lo que sin duda es factible es su retraso, no su cancelación.
Sin duda, lo aprobado en Irlanda, es histórico; no únicamente por tratarse de una sociedad con una fuerte presencia y poder de la Iglesia Católica, sino también por el tiempo que les tomó concretar dicho cambio: 35 años, prácticamente dos generaciones. Se comprobó, una vez más, que todo cambio cultural es resultado de un largo proceso, donde las fuerzas que lo promueven encuentran una gran oposición y una férrea resistencia, particularmente cuando se trata de cambiar en temas relacionados con lo religioso, como es el caso de Irlanda.
Nuestro país, como usted sabe, no ha estado exento de cambios de esta índole. A continuación, le daré algunos ejemplos de cambios culturales ante los cuales, es posible que así hubiese sido, a usted le tocó tener que manifestarse en un sentido o en otro.
¿Recuerda usted cuando era niño, la reacción y comentarios en la escuela primaria, de un niño cuyos padres estaban divorciados? ¿Y hoy? Tal parece que la sorpresa se presenta hoy, cuando los padres de ese niño tienen muchos años de matrimonio.
Otro ejemplo es la Tasa de Fecundidad de la mujer mexicana; ¿sabía usted que en 1970 (datos censales), la mujer mexicana daba a luz durante su vida fértil, en promedio, 6.7 hijos nacidos vivos? Esa cifra, para el año 2010, ya era de solo 1.7. ¿Qué pensaba usted hace 40 años de los homosexuales? ¿Qué piensa hoy? Y del matrimonio entre personas del mismo sexo, ¿qué pensaba, y qué piensa en los tiempos que corren?
Podría seguir con los ejemplos de cambios culturales, y no acabaríamos; ante lo que vemos en México y el mundo, la conclusión obligada es ésta: hay una gran transformación en cuanto a valores morales se refiere. No son estos u otros —la eutanasia, por ejemplo—, una moda como aseveró un dirigente partidario que, aun cuando se niegue a admitirlo, esos cambios forman parte de una corriente transformadora imparable, tanto en México como en el mundo.
Estos cambios no son fáciles, menos resultado de procesos que culminan en un tiempo relativamente corto; por el contrario, toman muchos años, y son muy difíciles. Sin embargo, por encima de ambos elementos, el cambio es imparable.
Hoy, Arriola y Flores logran, con posiciones conservadoras cierta simpatía social la cual, al margen de nuestra posición al respecto, en 15 o 20 años será historia. Información Excelsior.com.mx