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Dado que los estragos de la edad se estaban haciéndose visibles en su rostro, Carol Bryan comenzó a usar rellenos faciales para corregir algunas arrugas, sin embargo, su terrible adicción por la eterna juventud le jugó un revés, dejándola prácticamente hecha un “monstruo”.
Así se sentía la mujer, actualmente de 54 años, luego de que una mezcla de botox y silicona, le fueran inyectada en una parte de la frente que que no debían haberlo hecho y lo que le provocó que su cara quedara totalmente desfigurada.
De pronto, la frente comenzó a hinchársele hasta cubrir totalmente sus ojos, como si se le estuviera derritiendo, lo que le provocó ceguera de uno de sus ojos y unas ganas inmensas de cometer su propio suicidio.
Luego de 3 años recluida en su hogar, finalmente la Dra. Reza Harrahy de UCLA, decidió tomar su caso y para reconstruirle el rostro, y aunque Caron ya no volvió a ser la misma mujer antes de los rellenos, su aspecto ahora luce mucho mejor.
Actualmente, Bryan ha tomado su historia como un ejemplo de vida para hacer una advertencia de lo peligrosos que pueden llegar a ser los procedimientos correctivos de la edad que aparentemente son inofensivos.
