Por Yuriria Sierra
Si adelantamos que la Navidad en la Casa Blanca no será tan dulce, ayer martes fue, por mucho, un día no tan agrio para Donald Trump.
Con la amenaza del anuncio de los cargos que en su contra harían los demócratas, este martes, los reflectores se dividieron en lo informado en la Cámara de Representantes, pero también lo que ocurrió en Palacio Nacional en nuestro país.
La cuenta de Twitter del republicano fue muestra de ello: mientras por un lado lanzaba consignas y descalificaba al equipo comandado por Nancy Pelosi, quien trabajó por semanas en el proceso rumbo al juicio político, por otro, celebraba la firma de la versión final del T-MEC, mismo que no habría sido posible sin el trabajo de esos mismos congresistas que, según él, no han sido capaces de reconocer que se equivocaron respecto al #UcraniaGate.
“No hubo presión…”, sentenciaba en redes sociales.
Merecido reconocimiento a los funcionarios mexicanos encabezados por Marcelo Ebrard y Jesús Seade, quienes desde la transición sujetaron el tema y aguantaron los varios tumbos que sobre él se generaron.
“Es un acuerdo que nos ayuda a impulsar el crecimiento económico de nuestras naciones, sin duda, significa mayor inversión para Canadá, Estados Unidos y México. Se trata de atraer más inversión para América del Norte y como todos sabemos, si hay crecimiento hay bienestar, si hay bienestar hay paz y tranquilidad…”, expresó López Obrador.
Aunque no debemos pasar por alto, que la firma de los nuevos acuerdos, primero trascendió como una reunión más que como un anuncio, fue creciendo al tiempo en que en Washington también se confirmaba el anuncio de los cargos contra Trump.
Martes claroscuro el del presidente de Estados Unidos. Y aunque celebramos que en materia comercial y económica, la región haya dado un paso importantísimo, nos preguntamos más sobre el desenlace que tendrá la trama ucraniana; más aún tras las argumentaciones de los republicanos, quienes han cerrado filas en torno al presidente.
Y si por un lado aplaudimos la firma de ayer, por otro nos avisan desde Washington que nada está cerrado aún. El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, advirtió que la revisión congresista que falta en su país, no será antes de final de año, así que será un pendiente más mientras avanza la campaña electoral, lo que mantiene al T-MEC como una herramienta de guerra, muy al estilo de las que Trump suele utilizar como estrategia de control.
Y a esto habrá que sumarle que el proceso de impeachment también queda anotado en la agenda de 2020, otra tema envuelto en pólvora que podría explotarle a los demócratas, pues sus opositores han definido que el proceso de destitución, más que una posibilidad, queda sólo como estrategia electoral.
Un acto desesperado por mermar la reelección, dicen. Tal vez por ello, el presidente de Estados Unidos no tuvo reparo alguno en aderezar la firma de las últimas modificaciones del T-MEC, mientras el incendio iniciaba oficialmente cerca de la Casa Blanca.
Tenía que mostrar un poco de fortaleza. Información Excelsior.com.mx