Es necesario que cuatro hombres carguemos a Juana Barraza Samperio, sentada en una silla de ruedas, para llevarla del patio de la cárcel de mujeres al tercer piso de la mole de concreto y rejas en Iztapalapa. —Noventa y tres kilos —dice Juana Barraza, sin presunción, pero también sin pregunta …
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