Por Francisco Garfias
Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, le volteó la cara a Lilly Téllez cuando, desde el pie de tribuna, la senadora del PAN le ofreció un ejemplar de El Padrino, la novela de Mario Puzo. Trata, le dijo, de las relaciones entre el poder político y el poder del crimen organizado. La funcionaria no estaba contenta con lo que acababa de escuchar. Ni ella ni los integrantes del gabinete de seguridad presentes en el salón de sesiones del Senado.
Las palabras de la exlegisladora de Morena alborotaban aún más a la enfurecida bancada guinda. Lucía Trasviña, reina del discurso pobre, no paraba de gritarle “fascista” a Lilly. Pero el insulto le hacía lo que el viento a Juárez.
Téllez ya había terminado una atrevida intervención, pero el bullicio guinda subía y subía. Regresó entonces al micrófono para prometer, a cada senador de la mayoría, un ejemplar del libro de Puzzo. “¡Tengan, para que se entretengan!”, restregó.
Presente en el salón de sesiones estaban, en esos momentos, el titular de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval. Pero también el de Marina, José Rafael Ojeda Duarte; el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio y el titular de la UIF, Santiago Nieto. Nunca nadie se había atrevido a hablarles de la manera como Téllez lo hizo:
“¿No les da vergüenza, señores? Los invito a que porten ese uniforme no sólo con gallardía, sino con lealtad a la patria; las prendas y las estrellas no significan nada si quien las viste no tiene carácter para defender a los mexicanos”.
La oradora, ahora del PAN, evocó también el encuentro que tuvieron en Sonora integrantes de la Guardia Nacional con criminales armados. Se saludaron y cada quien siguió su camino. “¿La orden a la Guardia Nacional es no hacer nada? ¿Para qué tienen armas? ¿Para qué tienen uniformes, cuarteles, vehículos?”, preguntó. Dijo más: “bien lo señalan periodistas mexicanos: estamos ante una desactivación frente al crimen organizado y la Guardia Nacional es el grupo de edecanes más caro que ha tenido este país. Los militares no pudieron defenderse. Se había acordado que no hablaran.
* Al inicio de la comparecencia estaba también Adán Augusto Hernández López, secretario de Gobernación. Rosa Icela omitió mencionarlo. No sabemos si por descuido. Él tampoco se quedó a la comparecencia. Apenas terminó la intervención de la secretaria, el paisano del Presidente se levantó y se fue. Compromisos contraídos con anterioridad, nos dijeron.
La compareciente se había ganado el aplauso de la mayoría con una frase que se llevó los titulares en portales y periódicos, pero que quedaría hecha trizas después de la intervención de Lilly. “No venimos a ganar la guerra, venimos a ganar la paz”, dijo Rodríguez, antes de abusar de cifras alegres que no encajan con la terca realidad. Jura que el secuestro bajo 46.6%; el robo de vehículo automotor, 40%; el robo de ganado, 37%; el robo en transporte público colectivo, 37%; robo a transportistas, 32 por ciento…
“Del 13 de agosto al 3 de septiembre se logró una disminución de 8.6% en homicidios presuntamente vinculados a la delincuencia organizada en esos municipios”, aseveró.
”¿A qué país se refiere cuando nos da esas cifras?”, preguntó, en su turno el senador de MC, Juan Zepeda.
* No exagero cuando afirmo que Téllez dio voz a muchos mexicanos. Dijo que “abrazos, no balazos” es la proclamación del compromiso de la 4T con el crimen organizado; la declaración abierta del sometimiento de la fuerza pública a la fuerza de las mafias. La senadora sacó otros datos más acordes con la triste realidad que vivimos y que reconocemos: LeBarón, Salamanca, Zacatecas, Aguililla, Reynosa, Matehuala. La realidad de grupos armados que se pasean a sus anchas por todo el país. Y más: “durante los últimos 2 años, México se ha mantenido como el país con más violencia homicida. De las 10 ciudades más violentas del mundo, 7 son mexicanas; con la 4T hay más muertos que antes, van 91 mil asesinatos y contando. Comparado a los 3 primeros años del gobierno de Peña Nieto, la 4T lo rebasa con el doble de muertos, y comparado con los tres primeros años de Felipe Calderón, la 4T lo supera con el triple de muertos. Los feminicidios aumentaron. Cada día matan a 10 mujeres en México; en este sexenio han asesinado a 43 periodistas, 68 activistas y defensores de derechos humanos y 102 políticos en las pasadas campañas electorales.
“El 66% de la población percibe la inseguridad a la vuelta de la esquina. Los ciudadanos ponen a los muertos y ustedes sólo ponen palabras”.
Por eso se enojaron. Para rematar dijo que la reunión que sostienen muy temprano, todos los días, el Presidente y el gabinete de seguridad, “sirve para tomar café y despertar bien”. Información Excelsior.com.mx