Por Ángel Verdugo
Sin duda, no pocos responderían a la pregunta del título diciéndome que tenemos un muy interesante y atractivo campeonato de futbol en curso; a dicha respuesta, vendría otra pregunta: una vez que termine dicho campeonato, ¿de qué temas y/o asuntos nos ocuparíamos?
De pregunta en pregunta podríamos pasarnos un buen rato, pero al final tendríamos que enfrentar la realidad: finalizadas las campañas y el campeonato, así como las movilizaciones que sin duda veremos una vez que la autoridad reciba las quejas y denuncias de índole diversa en materia electoral, necesariamente tendríamos que aceptar que no sería posible seguir eludiendo la realidad que se habría generado, una vez que el triunfador hubiere recibido la constancia que lo acreditaría como Presidente electo.
Imaginemos pues, como si estuviéremos allá por septiembre o principios de octubre de este año, que deberíamos enfrentar la cruda realidad. Sin querer jugarle al Walter Mercado, le pido entonces que intente responder: ¿qué temas piensa usted que estarán en la agenda política nacional y, frente a ellos, qué posición adoptaría?
Lo que he planteado en los párrafos anteriores no es, en modo alguno, privativo de México. En unos países, en función del nivel de cultura democrática de sus ciudadanos, el periodo que va de la elección a la toma de posesión es muy corto, y caracterizado por la civilidad. En otros, como es nuestro caso, decenas o cientos de reclamos y quejas
—muchos de ellos sin materia alguna—, no únicamente entorpecen la última etapa del proceso electoral, sino también enrarecen el ambiente político.
De partir entonces de la calidad y cultura democrática del elector mexicano promedio, hagámonos algunas preguntas relacionadas con la realidad que enfrentarán, tanto el gobierno saliente como el entrante, y los ciudadanos y muy especialmente los agentes económicos privados. Retomemos entonces la pregunta con la que cierra el tercer párrafo: ¿Qué temas ocuparán la agenda política nacional y, frente a ellos, qué posición adoptaremos?
Lo primero que deberíamos tener siempre presente, es la salud de las finanzas públicas y la obligación del gobernante, presente y futuro, de mejorarla; dicho de otra manera: ¿habrá recursos presupuestales para todo lo prometido durante la campaña? Ante la escasez de recursos ya imposible ocultar, más grave se ve hoy que hace unas cuantas semanas la disponibilidad para sufragar, sanamente, tanta dádiva y entrega de recursos a grupos diversos y amplios de la sociedad mexicana. Esto debería llevarnos a cuestionar, también, de dónde saldrían los recursos en caso de que el triunfador insista en concretar tanta promesa hecha irresponsablemente durante la campaña.
Sé bien que el tema es árido y exige, de entrada, un conocimiento básico para entender la importancia de tener y mantener la salud de las finanzas públicas. Si bien algunos intentan, para hacer ver la importancia de mantener finanzas públicas sanas, tomar las finanzas de una persona física como ejemplo, la estructura de las primeras es más compleja y sus decisiones, las más de las veces, tienen una fuerte carga política por las implicaciones que para los grupos sociales tiene la obtención de recursos públicos.
Dado lo antedicho, ¿lo habría convencido para que, en los meses por venir, se interese en temas como la salud de las finanzas públicas y la escasez de recursos para sufragar las promesas hechas en la campaña?
No me chupo el dedo para pensar que así será. Información Excelsior.com.mx