CIUDAD DE MÉXICO.
“Hoy te ponen el número más grande que tu canción. ¡Es increíble!”, reflexiona Residente. No quiere creerlo, pero sabe que la música ahora se mueve por millones de reproducciones, de seguidores, de vistas, pareciera que a nadie le importa ya el arte.
René Pérez Joglar es su nombre real y usó su discurso al ganar un Grammy Latino para expresar que ellos no son números, sino artistas. Está de visita en la Ciudad de México para fungir como juez de la Batalla de los Gallos de Red Bull, que se realiza esta tarde en la Arena México.
Se ve visiblemente cansado, pero de buen humor. No tiene problema alguno en contestar a Excélsior cuán grave es su molestia al cuantificar el alcance del artista y no su calidad.
“Te venden con 150 millones de vistas en un mes y el título de la canción en pequeño. Como que ya ni importa el cómo lo lograste. Es jodido eso, que alguien a quien le gusta escribir como que importa un carajo (para la industria). No es una molestia, sino que desespera y gustaría que fuera diferente.
“Sí, que tengas todos esos millones, pero que se preste atención a las letras, que sea lo prioritario por que si no ¿de qué estamos hablando? Que cualquiera haga una canción haciendo como un pato o un perro y genere 200 millones de vistas sólo porque fue estúpido. La industria lo fomenta, pero los artistas lo apoyan”, agrega el boricua.
Residente siempre ha sido un amante de la lengua, consumidor de la Real Academia y poeta por vocación. Puede cantar mil 900 palabras en 12 minutos como lo hizo con La Cátedra y recorrer historia, socialismo, deportes, música, arte, matemáticas, medicina y todo tipo de temas.
Su disco Residente es otra prueba, un recorrido mundial, en letra y música, que realizó a través de una prueba de ADN a través de su saliva y que pronto competirá por un Grammy.
Un problema general, que no sólo abarca el reguetón, tachado por misógino, machista y denigrante.
“Hay rock que también es una mierda bien cabrona, que tú lo oyes y es igual de vacío en la letra y en todo. No porque sean rockeros son más cultos. A veces hay un grupo de cumbia que me parece más rockero que ellos.
“No me molesta el reguetón, sí le he tirado a gente dentro de la escena porque en algún momento me tiraron y siempre estuvieron al principio de mi carrera evitando que saliera a flote. Pasó también con el hip hop, pero como no es comercial, nadie se enteraba”, añade Residente.
Hablando de toma y daca verbal, René cuenta que su ultima defensa fue ante su paisano Tempo, a quien le compuso la magistral rola kilométrica La Cátedra, que grabó en dos días y donde hizo pomada al reguetonero. Pero ahí quedó.
“Fue un ejercicio que yo no hacía hace tiempo. Tengo muchas canciones de rap que escribí de chamaco que nunca saqué y no las sacaré”, ríe porque de algo se acuerda, pero se lo reserva.
“Ésta me trajo muchos recuerdos de chamaco, pero al final está todo bien con el Tempo. Yo nunca tuve un problema, en realidad me tiró y yo respondo. Había que hacerlo porque hay mucha gente que no sabe que rapeo y debes demostrarlo”, añade, sin olvidar mandarle un saludo a Tempo.
Así que hoy, Pérez Joglar será una de las autoridades en la Arena México y junto a Eptos Uno, Danger, Dtoke y El B, decidirá al ganador del certamen en su final internacional, cuyos 16 participantes protagonizarán la Batalla de los Gallos.
“El saber cómo usar el boricueo dependiendo de la parte donde esté cantando y la improvisación de rapeo en la tarima, me ayudará a traer cosas nuevas a la escena: dicción, pronunciación, claridad, rimas, la rima consonante que para mí vale mucho a la hora de rapear, al igual que el manejo del escenario”, cuenta. Información Excelsior.com.mx