Por Yuriria Sierra
La popularidad lo dice: hay cosas buenas, pero también muchas ventanas de oportunidad, los hechos y las formas también lo expresan. El próximo 11 de marzo serán los primeros 100 días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Apenas cien, aunque parezca ya un sexenio. Tanto anuncio apenas ha permitido tomar aire. Y tal vez sea justo eso, el ritmo, la velocidad, por lo que AMLO no ha agotado la percepción que lo llevó a la Presidencia, por el contrario, estos primeros tres meses de su gobierno le han servido, incluso, para convencer aún más. Al menos así lo dice la última encuesta sobre su popularidad. El estudio es de Consulta Mitofsky, de Roy Campos: siete de cada diez mexicanos aprueban lo que han visto de la 4T. En noviembre, AMLO tenía palomita de seis de cada diez. ¿Qué ha ocurrido en estos meses que convencieron a un 10%?
Varias decisiones, todas estrategias en su combate contra la corrupción. Aunque no todas han sido recibidas y calificadas con el mismo entusiasmo. Así lo revelan los números de Mitofsky: quitar la pensión y gastos médicos mayores a expresidentes, aprobado por ocho de cada diez; bajar sueldos de funcionarios, palomeado por siete de cada diez; desaparecer al Estado Mayor Presidencial, muy bien para seis de diez; reducir IVA e ISR, aceptado por el 50%; lo mismo que la apertura de Los Pinos y el uso de aviones comerciales para sus viajes.
Sin embargo, a pesar de aceptadas que han sido estas decisiones, hay otras en las que asoma la inconformidad y, mucho de ello, tiene que ver, además de los temas, con las formas con las que son comunicadas o ejecutadas: el combate al huachicoleo divide a los mexicanos, sólo un 50% de la muestra lo aprueba, un operativo atrapado entre las varias semanas de desabasto, la manera en cómo comunicaron una emergencia que por momento no parecía ser temporal, la tragedia de Tlahuelilpan y lo poco que sabemos de la investigación; el mismo porcentaje veía con buenos ojos la creación de una Guardia Nacional con características militares (porcentaje que seguramente se moverá tras lo avanzado ya en el Congreso); pero los números descienden cuando se habla del Tren Maya, sólo cuatro de cada diez lo palomean, al igual que el despido de empleados de la función pública. Y el que será, por mucho, el tema más polémico y de más difícil pago de factura: la cancelación del NAIM, aprobada por sólo tres de cada diez.
Lo interesante de estos ejercicios de opinión es que permiten un mejor espectro de análisis: lo bueno permite marcar mejor la ruta para decisiones futuras; y lo que es desaprobado se convierten en focos rojos que deben estudiarse desde todas las perspectivas. La cancelación del aeropuerto en Texcoco, por ejemplo, no es un tema que sólo afecte a los viajeros, es un asunto mucho más complicado que, incluso, valió que varias calificadoras degradaran a México en sus ranks, que mucho sirven como imagen al exterior en materia económica: Moody’s afirmó que el daño tras la cancelación costaría mucho ser revertido, porque añadió elementos de incertidumbre a inversionistas; lo mismo hizo Fitch Ratings, quien, tras la consulta de octubre, bajó la perspectiva crediticia de nuestro país. El combate al huachicol provocó las mismas reacciones. El gobierno de México, por su parte, arremetió contra ellas, como si eso fuera un argumento sólido. Y aquí es donde AMLO tiene su más grande ventana de oportunidad: no puede sólo desacreditar a la crítica, de donde sea que venga, como estrategia para apagar fuegos. La comunicación de esta administración se ha puesto el pie sola en varias ocasiones: lo que hoy se declara, mañana se desmiente, ya sea por confusión o por falta de conocimiento. Los sectores económicos y energéticos se han convertido justo en los más vulnerables, y tal vez deban ser los que deban mostrarse más fortalecidos, porque de ellos depende mucho el crecimiento del país, el mismo AMLO ha dicho que la apuesta está en sus refinerías.
Van tres meses y la percepción ciudadana ha recibido bien todo lo hecho por López Obrador, pero esto no es para dormirse en laureles, por el contrario. Se han corregido al vuelo asuntos que rayaban en lo inaudito, como lo relacionado a los refugios de mujeres que han sufrido violencia, el estímulo a la producción cinematográfica o los nombramientos dentro de Conacyt; pero sigue pendiente el tema de las estancias infantiles, que mucho representa para miles de mujeres en el país. Tres meses apenas, aún es tiempo de corregir. Información Excelsior.com.mx