foto Diario de Yucatán
Fueron el denominador común en el sepelio de Emma Gabriela Molina Canto
Tristeza, llanto, dolor, indignación y reclamos de justicia fueron el denominador común en el sepelio de Emma Gabriela Molina Canto, que tuvo lugar ayer al mediodía en el cementerio Jardines del Recuerdo.
El cortejo fúnebre estaba integrado por la señora Ligia Canto, madre de la difunta; Rubén Ojeda Monreal, cónyuge de la señora Canto, y sus hijos Guillermo José, Fernando Ricardo y Carlos Alejandro, así como por un reducido grupo de familiares y amigos cercanos, el cual salió alrededor de las 12:00 horas de la Funeraria Perches, en donde fue velada y se oficiaron misas de cuerpo presente.
El féretro fue colocado frente a la tumba antes de que se reunieran los deudos; una señora manifestó que la mamá de Gaby, como se referían cariñosamente a la difunta, no quería que fotografiaran el ataúd y solicitó a los representantes de los medios de comunicación que esperaran a la señora Ligia para que diera su consentimiento.
Cuando se acercó la señora Ligia Canto, quien estaba inconsolable y la expresión de su rostro mostraba el dolor y sufrimiento por el que estaba pasando, mencionó que sus hijos, refiriéndose a sus nietos, eran la única y máxima preocupación de Emma Gabriela y decía en forma reiterada, “te quiero mi ma, mi amor, mi amor esto no se va a quedar así, te lo prometo, haremos todo para proteger a tus hijos, te amamos y admiramos todos, recuerdo los momentos felices que pasamos juntas, te prometo que llegaremos hasta el final, nos vamos a encargar de que se haga justicia, se tiene que hacer justicia”.
Una señora que acompañaba a los deudos rezó el padre nuestro y posteriormente los presentes a una sola voz pronunciaban: justicia, justicia, en forma reiterada, la rezadora continúo con el Ave María.
Mientras tanto, doña Ligia, abatida, decía en voz baja: “No lo puedo creer, no lo asimilo, no lo acepto”; desconsolada, repetía, “no lo puedo aceptar, no lo puedo aceptar, mi nena hermosa, hay que luchar hasta que se haga justicia y se castigue a los culpables. Continuaremos con tu lucha por tus tres niños”, e hizo una pausa para recordar que se los entregaran y que ella se encargaría de cuidarlos y protegerlos.
Uno de los hermanos de la difunta solicitó apoyo para seguir luchando y dijo: “hoy por mi familia mañana por la de ustedes”; pidió ayuda para continuar la lucha para poder llegar hasta las últimas instancias y repetía: “justicia para Gaby, que sigue aquí, su lucha sigue, justicia hasta dar con los verdaderos culpables, aunque ya sabemos quiénes son”.
Agregó que Gaby era una luchadora, una guerrera “y como una luchadora queremos despedirla con aplausos; te amamos, Gaby”. Los aplausos se generalizaron y todos o casi todos los presentes con un brazo en alto y el puño cerrado repitieron a una sola voz y en repetidas ocasiones: “Justicia, justicia, justicia, todos somos Gaby”.
Otro de los hermanos de la difunta dijo: “Tu muerte no será en vano, ha despertado a un pueblo sumiso y cansado”, al tiempo mostró una fotografía de Emma Gabriela y expresó que así era como quería que fuera recordada.
Mientras los trabajadores colocaban las tapas de la tumba, los familiares y amigos de Emma Gabriela arrojaban flores al interior y una vez que esta fue cerrada colocaron coronas de flores y la gente después de darles el pésame a los familiares se fueron retirando poco a poco.
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