Por Francisco Garfias
El panista Juan Manuel Gastélum no sólo está enojado por la falta de compromiso de las autoridades federales con el tema los migrantes centroamericanos estacionados en su ciudad, en espera de pasar al otro lado.
El alcalde de Tijuana está angustiado ante la perspectiva de que se perpetúe el fenómeno de la caravana y se agraven las tensiones que ha provocado con los habitantes de la fronteriza ciudad.
Le inquietan también las “bravuconadas”, legítimas o ilegítimas, de Donald Trump, que ya le pegaron a la economía de la fronteriza ciudad.
El cierre por seis horas de la garita de San Ysidro, que ordenó el jefe de la Casa Blanca para evitar que los centroamericanos cruzaran la línea, tuvo un costo de alrededor de 130 millones de pesos.
¿Dónde están los alimentos que el gobierno federal nos prometió, los cobertores, las casas de campaña, el agua, los alimentos, las despensas, las medicinas?, pregunta el alcalde tijuanense sin encontrar respuesta.
Y reconoce: “No podemos solos. Nosotros le entramos al toro. Llevamos desde el día 11, pero ya se nos acabaron los recursos”.
El hombre cifra en cinco mil 700 los migrantes centroamericanos que están estacionados en Tijuana. “No sabemos quiénes son, cuáles son sus habilidades, no tenemos un perfil para poder decirles quédense. Por lo que entendemos, es gente menesterosa, sin habilidades”, dice.
Y advierte: la violencia que se ha registrado en la línea fronteriza es de “ambas partes”.
Migrantes que se quieren colar por la fuerza a Estados Unidos y agentes de ese país con permiso para disparar.
Para acabarla de amolar, mister Trump amenaza con cerrar la frontera de forma permanente si México no regresa a los centroamericanos a sus países de origen “en camión, en avión o como sea…”.
“¿Cómo es posible que el gobierno federal permita que unos poquitos extranjeros pongan en riesgo la estabilidad nacional, afecten la economía de la ciudad, en razón de decir ‘son los migrantes, hay que protegerlos’?”, vuelve a preguntarse el panista.
Y citó al clásico Juan Gabriel: ¿Pero qué necesidad?
“Tijuana es, ahora sí, como el jamón del sándwich, si se me permite la analogía”, sintetiza.
Hace unos días se realizó una comida de despedida del gabinete legal y ampliado a Enrique Peña Nieto. Hubo una ausencia notoria: Miguel Osorio Chong. El exsecretario de Gobernación tenía la boda de una sobrina del lado de su esposa.
Coincidentemente, el Presidente saliente omitió referirse a su desempeño en Bucareli. De inmediato se soltó la grilla y las especulaciones.
Para salir de dudas se lo preguntamos al ahora senador de Hidalgo.
“No es un problema personal. Nos convocan el lunes. Teníamos la boda. No pude asistir. Le avisé, le comenté, lo sabía del propio Presidente. Lo sabía su secretario particular. Me apenó mucho no ir”.
Le mandó, eso sí, un mensaje de agradecimiento, reconocimiento y afecto por lo que, dice, fue una de las grandes experiencias en mi vida. “Se lo mandé por mensaje, por teléfono, en un video que le grabé”.
-¿Lo lastimó que no lo mencionara en su discurso?
-No, no, yo no estaba. Creo que hizo bien, si es que lo hizo. La verdad es que no he visto las crónicas que se han comentado. Seguramente, habló de todos los que estaban presentes. No puedes hablar de los ausentes.
“No hay nada detrás de mi inasistencia más que un compromiso muy personal hecho con anterioridad y, desafortunadamente, hasta Mérida”, nos dijo.
El nombramiento de Gerardo Esquivel como subgobernador del Banco de México no fue visto con buenos ojos por los expertos internacionales del Grupo Eurasia. Dicen que es un “mal augurio”.
“Al igual que López Obrador, (Esquivel) ha criticado el perfil neoliberal de las élites tecnocráticas que han manejado la política económica y el papel del Banxico durante décadas”, advierten en su reporte sobre México.
Y más:
“Tiene buenas credenciales como economista, pero ha centrado toda su carrera en temas de desarrollo económico y reducción de la pobreza; no en política monetaria”.
Aseguran que Esquivel, quien iba a la Subsecretaría de Egresos de Hacienda, defiende una política monetaria más heterodoxa y aboga por un doble mandato para el Banco, argumentando que debería centrarse no sólo en la inflación, sino también en el crecimiento.
“Estas opiniones, combinadas con lo cerca que está de la administración futura, podrían llevar a más discusiones sobre la política monetaria y el papel del Banxico”, concluyen.
Ningún gobernador se había atrevido a dar el paso. Silvano Aureoles lo dio. El perredista michoacano anunció el retiro de su gobierno del acuerdo federal en materia educativa, que viene funcionando desde 1992 en el país.
“El viejo esquema resultó gravemente nocivo para Michoacán. Incrementó hasta un 55% la carga financiera en la nómina magisterial. Eso produce un boquete de hasta cuatro mil 700 millones de pesos al año”, nos explican.
El problema lo heredará el nuevo gobierno. El cambio de poderes está a un suspiro. Hay que ver la reacción del equipo de Andrés Manuel López Obrador.
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Información Excelsior.com.mx