WASHINGTON.
El presidente de EU, Donald Trump, salió ayer de Washington para iniciar su primera gira internacional desde que llegó a la Casa Blanca el pasado enero y que lo llevará por Arabia Saudita, Israel y el Vaticano, así como a las cumbres de la OTAN en Bruselas y del G7 en Sicilia (Italia).
El Air Force One partió de la base aérea de Andrews, a las afueras de Washington, sobre las 14:30 hora local con destino a Riad, donde pasará el fin de semana antes de volar el lunes hacia Israel.
En su cuenta personal de Twitter, Trump prometió que durante esta gira “protegerá enérgicamente los intereses estadunidenses”.
Este primer viaje extraordinariamente prolongado —cinco países en ocho días, una variedad de entrevistas bilaterales, desde el rey saudita Salmán al papa Francisco, pasando por el nuevo mandatario francés Emmanuel Macron— promete ser un ejercicio difícil para el presidente de Estados Unidos.
La avalancha de revelaciones que precedió a su partida lo puso en una posición delicada en su país y revivió también las dudas sobre su capacidad para desempeñar la función presidencial en presencia de sus homólogos.
Trump, poco aficionado a los viajes largos, está acompañado de su esposa Melania, hasta ahora gran ausente en actividades públicas. Su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, que son dos de sus asesores más cercanos, también se embarcaron en el avión presidencial Air Force One.
La Casa Blanca anticipa un viaje “histórico” en el que el presidente irá al encuentro de las tres grandes religiones monoteístas.
En Riad, adonde llegará el sábado, Trump deberá esforzarse para marcar el contraste con su predecesor, quién despertó la desconfianza de las monarquías sunitas del Golfo.
En Israel, se encontrará con Benjamin Netanyahu (en Jerusalén) y el presidente palestino Mahmoud Abbas (en Belén).
El encuentro con el papa Francisco en el Vaticano tiene un aspecto singular, ya que las posiciones de los dos están en polos opuestos, en migración, refugiados o cambio climático. Informacion Excelsior.com.mx