Le colocaron tres bypasses o puentes coronarios, ya que presentaba arterias obstruidas.
- Una revascularización coronaria a tiempo evita que se presente un infarto.
Un grupo de especialistas del Departamento de Cirugía Cardiovascular de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Mérida, Yucatán, realizó una cirugía a corazón abierto y colocó tres bypasses o puentes coronarios a un paciente de 76 años de edad.
El jefe de este departamento en la UMAE, Luis Daniel Lizama Rodríguez, explicó que la cirugía de revascularización coronaria que se le realizó a Vicente González permite colocar nuevas arterias, y que la sangre llegue a las áreas del corazón que no la recibían porque se encontraban obstruidas por diversos factores, como mala alimentación, tabaquismo y/o vida sedentaria.
Con este padecimiento, la persona presenta dolor en el pecho al realizar cualquier actividad física, el malestar va en aumento y se hace más frecuente, y de no atenderse puede provocar un infarto.
La revascularización coronaria, explicó el doctor Lizama, es relativamente frecuente en Yucatán, ya que hay un porcentaje importante de personas con obesidad, hipertensión, diabetes y niveles altos de colesterol.
Detalló que al mes se realizan entre seis y ocho cirugías de este tipo en la UMAE. Destacó el procedimiento, ya que se llevó a cabo sin circulación extracorpórea, es decir, sin una máquina que hace el trabajo del corazón y pulmón, y los órganos del paciente funcionaron en todo momento durante la cirugía. Al evitar el uso de la máquina, la recuperación es mucho más favorable.
“Si bien, en ocasiones es necesario detener el corazón, la sangre lo reciente al pasar por estas superficies ajenas al cuerpo, lo que puede provocar un síndrome de inflamación sistémica que afecta a todo el organismo”, explicó
El número de bypasses que se realizan en cada cirugía dependen de la cantidad de arterias que el paciente tenga obstruidas; el objetivo principal, es que la sangre circule de forma adecuada, y con esto disminuir el dolor de pecho y el riesgo de sufrir un infarto o nuevos infartos.
A un mes de la cirugía, el paciente se siente muy contento y recuperado. “Sentía dolor, opresión en la parte del corazón, se me secaba la garganta, se me entumían las manos y sudaba frío. Me acerqué a las personas calificadas y me confirmaron que tenía que atenderse porque tenía angina de pecho, que podría terminar en un infarto.
“Siento una gran diferencia. No hay forma de pagarles, me han dado vida y eso es todo. No solamente el doctor Lizama, a todo el grupo de cardiólogos, enfermeras el equipo que está detrás de ellos”, comentó.
Después de la cirugía, el paciente debe llevar rehabilitación cardiopulmonar a través de ejercicios de respiración, que se les enseña en el hospital antes de darlos de alta; además, un programa de ejercicios moderados y reincorporarse de manera paulatina a sus actividades.