Por Francisco Garfias
Sigue atorado el PAN en cuanto a la figura idónea para ocupar la jefatura nacional del partido durante el primer trienio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Garganta azul nos dice que ya sólo queda un escollo por superar para que se destrabe la negociación y se llegue a un consenso. Se llama Damián Zepeda.
Ya lo dijo el senador Héctor Larios, aspirante a la presidencia del PAN, Damián tiene un sentido patrimonialista del partido.
El propio Zepeda se encargó de confirmarlo.
El sonorense será senador pluri del azul por obra y gracia de Ricardo Anaya. Él lo puso en la lista.
La bronca es que también lo dejó como presidente del PAN para irse a la candidatura presidencial.
Y desde ese privilegiado lugar, muy al estilo de su benefactor queretano, Zepeda trabaja para convertirse en coordinador de la bancada del partido en la Cámara alta.
El gran problema es que tiene el veto de la Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional, a la que pertenecen siete de los doce mandatarios estatales que aún conserva el partido.
Los siete andan muy activos para evitar la designación de Damián a la cabeza del grupo parlamentario del PAN en el Senado.
Ellos son Pancho Domínguez, Querétaro; Carlos Mendoza Davis, Baja California Sur; José Rosas Aispuro, Durango; Tony Gali Fayad, Puebla; Francisco Javier Cabeza de Vaca, Tamaulipas, Carlos Joaquín, Quintana Roo.
“Se necesita de la generosidad de Damián para destrabar el tema de la renovación de la dirigencia. Si se hace a un lado, luego luego se arregla el tema de la dirigencia”, subraya Garganta azul.
Zepeda, sin embargo, tiene los estatutos de su parte.
El polémico sonorense está obligado a renunciar a la presidencia del PAN para integrarse al grupo parlamentario.
Prela en el cargo el secretario general, Marcelo Torres Cofiño.
Los estatutos dicen que el jefe nacional del partido tiene la facultad de designar a los coordinadores en las cámaras, previa consulta de los respectivos grupos parlamentarios.
Todos saben que el dedo de Marcelo apuntará hacia Damián.
Otros aspirantes a la coordinación son Rafael Moreno Valle y Gustavo Madero.
El primero trae el apoyo de varios gobernadores; el segundo llegó por el voto en las urnas. Ninguno está vetado.
La reunión previa de la disminuida bancada de senadores del PAN se llevará a cabo lunes y martes próximo.
Allí deberá ser dado a conocer el nombre del próximo coordinador del grupo.
Los momios nos dicen que no habrá generosidad de Damián Zepeda.
Alfonso Durazo todavía no asume el cargo de secretario de Seguridad Pública en el gabinete de López Obrador, y ya provocó malestar entre elementos de la Policía Federal con los que va a tener que operar, según fuentes de Bucareli.
Los federales le reprochan a su próximo jefe el haber declarado que México está convertido en “un cementerio, una fosa”, y que persistir en negarlo vuelve cómplice al gobierno actual.
Los policías subrayan que se enfrentan a diario con malandros peligrosos. No es lo mismo hablar de seguridad a partir de lectura de libros o reportajes, que combatirla sobre el terreno, señalan.
Pero las críticas de Durazo tienen base. Vivimos la peor etapa en materia de violencia. Las cifras hablan. En 2017 alcanzamos el récord histórico de homicidios dolosos. Más de 30 mil. En 2018 vamos por idéntica ruta. No parece haber autoridad capaz de frenar el fenómeno.
Aunque no parece aconsejable que el próximo secretario critique públicamente a quienes lo van a acompañar en su delicada tarea de controlar la violencia.
Necesita de la cooperación de los federales para alcanzar la meta a la que se comprometió: reducir entre 30 y 50 por ciento los asesinatos en los tres primeros años de gobierno de AMLO.
A las nueve de la mañana de este viernes se dará a conocer el pospuesto dictamen sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El anuncio debió hacerse público el día de ayer, pero “informaciones” de última hora sobre seguridad obligaron a posponerlo.
Hay tres opciones sobre el NAICM:
1.- Continuar el proyecto tal como está, con algunas formas innovadoras para reducir los costos.
2.- Concesionar el proyecto a la iniciativa privada.
3.- Seguir adelante con la expansión del aeropuerto militar de Santa Lucía, que fue la propuesta original de López Obrador.
Una vez que se conozca, el dictamen pasará al Colegio Nacional de Ingenieros Civiles y luego se someterá a consulta pública, antes de que su gobierno tome una decisión final.
Los detalles de la consulta siguen sin estar claros.
En campaña, AMLO rechazó el NAICM en términos muy duros:
“Es literalmente un barril sin fondo; otro atraco de la mafia del poder en contra del pueblo y de la nación”, dijo López Obrador.
Hasta un “cómic” le dedicó bajo el titulo Un aeropuerto que no debe aterrizar.
Pero los desafíos legales y económicos han empujado al presidente electo a moderar su tono frente al avanzado proyecto.
El mensaje que transmitirá después de anunciar la decisión será clave para saber si estará dispuesto a convencer a los votantes para que respalden la continuación del proyecto. Información Excelsior.com.mx