Por Leo Zuckermann
Los seleccionados mexicanos de futbol que jugaron ayer en contra de Alemania nos dieron una gran lección: Sí se puede ganar a las grandes potencias si hay actitud y capacidad. Porque éstas fueron exactamente las dos características principales del equipo nacional en la victoria de uno a cero en contra, nada menos, del campeón mundial, Alemania.
Actitud. Desde que saltaron al calentamiento, los jugadores se veían relajados. No se observaban, como en el pasado, asustados. Al revés, era evidente que se estaban divirtiendo. Ni qué decir de la capacidad. Los primeros 30 minutos del primer tiempo es el mejor futbol que yo he visto jugar a una Selección Mexicana. Al tú por tú contra los portentosos y probados alemanes. En ningún momento se achicopalaron. Por el contrario, dominaron, en todos los sentidos y en todas las líneas, a Alemania.
¿Qué explica el cambio?
Yo no tengo duda: La gran diferencia con el pasado es que la mayoría de los jugadores mexicanos juega en Europa, el continente donde se juega el mejor futbol del mundo. Son, en este sentido, jugadores de clase mundial. A diferencia del pasado, cuando había uno que otro mexicano que militaba en algún club fuera de México, ahora casi todos pertenecen a equipos extranjeros.
Es la visión del México abierto que a muchos nos gusta y queremos que continúe. De un país competitivo que sí puede ganar porque se atreve a jugar en la globalización.
Revisemos la alineación del equipo que empezó ayer en el juego en contra de Alemania. Guillermo Ochoa es el portero del Standard Lieja de la Pro League (primera división) de Bélgica. Carlos Salcedo es defensa central del Eintracht Fráncfort de la Bundesliga de Alemania. Héctor Moreno juega en la misma posición en la Real Sociedad de la Primera División de España. Miguel Layún es lateral izquierdo del Sevilla en la misma liga. Andrés Guardado también está en la primera división española, como mediocampista, en el Real Betis. Héctor Herrera, centrocampista, milita en la liga mayor portuguesa con el Porto. Carlos Vela abandonó, hace poco, a la Real Sociedad de San Sebastián de España para irse a jugar a Los Ángeles F.C. de la Major League Soccer de Estados Unidos. Hirving Lozano, el extremo que metió el gol de ayer, es jugador del campeón de la principal liga holandesa, el PSV Eindhoven. El delantero, Javier Hernández, mejor conocido como El Chicharito, pertenece al West Ham de la Premier League de Inglaterra, aunque anteriormente ha pasado por el Real Madrid y el Manchester United. Sólo dos jugadores de la alineación original de ayer juegan el la Liga MX de México: Hugo Ayala, de Tigres, y Jesús Gallardo, del Monterrey.
Quizá no son jugadores de los equipos más conspicuos y ganadores de Europa, pero sí están acostumbrados a la difícil competencia de las ligas europeas. Esto, yo no tengo duda, los ha forjado. Tienen una actitud y capacidad diferente a los equipos mexicanos del pasado.
Pero voy más allá. La selección de futbol que está representando a México en el Mundial 2018 de Rusia es la heredera de la Sub 17 que ganó el campeonato del mundo en Perú 2005. No sólo porque tres jugadores de ese plantel están en la selección mayor actual (Héctor Moreno, Giovanni dos Santos y Carlos Vela), sino por el ejemplo que dieron estos jóvenes al convertirse en campeones. En esa ocasión, le ganaron a Uruguay, Australia, Costa Rica, Holanda y Brasil en una épica final donde el Tri triunfó tres a cero. Chucho Ramírez, el director técnico, se concentró en la difícil labor de imprimir una nueva actitud sicológica a los jugadores, quienes, muy motivados, se creyeron el sueño de que podían ser campeones del mundo. Pues lo lograron.
Como en 2012, el equipo mexicano, con algunos jugadores que hoy integran al seleccionado nacional (José de Jesús Corona, Héctor Herrera, Marco Fabián, Oribe Peralta, Giovanni dos Santos, Javier Aquino y Raúl Jiménez), ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en otra épica final en contra del gran favorito, Brasil.
Hoy, México cuenta con jugadores fogueados en el extranjero, que no salen derrotados del vestidor en un partido frente a la poderosa Alemania, que son de clase mundial. Como en otros rubros, México es un país que ha demostrado su fortaleza cuando se abre al mundo, cuando se atreve a competir de tú a tú con los mejores. Sí, es momento de envolverse en la bandera nacional y celebrar, pero sin soslayar que esto es posible gracias a que este país se ha atrevido a salir a competir en el mundo. Como se demostró ayer, de que se puede, se puede, si hay actitud y capacidad.
Twitter: @leozuckermann
Información Excelsior.com.mx