Por Francisco Garfías
A López Obrador el mundo lo tiene sin cuidado. Suele decir que la mejor política exterior es una buena política interior. Ya anunció que durante su sexenio sólo viajará al extranjero cuando sea estrictamente necesario.
Sabemos que sus acciones y programa de gobierno le dan la espalda al mundo globalizado e incluye planes extravagantes e irrealizables. Tal como lo escribió Enrique Krauze en Letras Libres, desde junio de 2006.
Palabras de profeta. Trece años después —ya con AMLO en Palacio Nacional—, tenemos Santa Lucía, la cancelación del NAIM, Dos Bocas, el Tren Maya…
En la mañanera de ayer confirmó que no va a la reunión del G20, en Osaka, Japón, 28 y 29 de junio próximos.
Será la primera vez que no asiste un Presidente mexicano. Enviará al canciller Marcelo Ebrard y al secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.
AMLO deja escapar así una oportunidad de enriquecer su visión del mundo sobre energía, desarrollo, trabajo, economía, comercio, cambio climático…
El tema central de la cumbre del G20 son los mercados financieros y la economía mundial. Los países que lo integran representan el 80% del PIB mundial y el 60% de la población del planeta. A la reunión van los líderes de Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Canadá, China, Francia, Rusia, Japón y otros de los más desarrollados.
Él no va porque, dice, se tratará la guerra comercial Estados Unidos-China “y no quiero una confrontación directa”.
Ya lo decidió. Ni modo. Es hombre de ideas fijas. Pero, eso sí, va a dirigir una carta con un mensaje que refleja su espíritu redentor.
Les dirá que “los problemas de desigualdad en el mundo originan el deterioro del medio ambiente, la migración, la inseguridad y la violencia”. ¡Ni hablar!
Mientras le hace antesala a Mike Pompeo, en Washington, Marcelo Ebrard tuiteó que hay un 80% de posibilidades de llegar a un acuerdo con el gobierno gringo para que no se apliquen los anunciados aranceles a todas las importaciones mexicanas.
Trump anunció que, a partir del 10 de junio, se aplicarían tarifas del 5% a las citadas importaciones, como castigo por lo que considera “esfuerzos insuficientes” para controlar la migración centroamericana hacia EU.
El mensaje del canciller fue acompañado de otra buena noticia:
El Washington Post publicó ayer que senadores republicanos advirtieron a la Casa Blanca que están preparados para bloquear la imposición de aranceles a México, y que tienen los votos para anular un posible veto del presidente Trump.
Ésta sería la primera confrontación directa de Trump con senadores de su propio partido desde que asumió el cargo, el 20 de enero de 2017. La mayoría de los senadores se oponen resueltamente a los aranceles, porque están convencidos de que acabarán por traducirse en impuestos que pagarán los estadunidenses, puntualiza el WP.
¿Cómo impactaría la imposición de aranceles al Plan de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-Sur de México? Se lo preguntamos a Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y el Caribe.
Respondió: “No habría impacto inmediato. Nuestro plan sigue adelante en la obtención de recursos e implementación de programas. Es una medida de presión política que esperamos resolver lo antes posible”.
El candidato del PRD a la gubernatura de BC, Jaime Martínez Veloz, va a impugnar el triunfo a su adversario de Morena, Jaime Bonilla, pero no por irregularidades en el proceso electoral, sino porque no cumple los requisitos de residencia en la entidad.
Bonilla fue candidato al cargo de director del Distrito de Agua de Otay, en San Diego, California, del 2012 al 2016, de acuerdo con documentos apostillados que Veloz envió al reportero. Para ser candidato en EU se requiere ser reconocido como ciudadano y residente de ese distrito. Para la gubernatura de BC es obligatoria una residencia mínima de 15 años. Información Excelsior.com.mx