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Un PRI sin prisa

Por Pascal Beltrán del Rio

Mientras las oposiciones de derecha e izquierda se desgastan en divisiones y escisiones, y crece la lista de potenciales aspirantes independientes a Los Pinos en 2018, el partido del gobierno saca ventaja de la indefinición de su propia candidatura presidencial.

Uno puede apostar su casa a que Andrés Manuel López Obrador estará en la boleta electoral por tercera vez y quizá una comida, con grandes posibilidades de ganarla, a que Ricardo Anaya representará en la contienda al Frente Ciudadano por México (PAN-PRD-MC).

También parece bastante seguro predecir que Margarita Zavala obtendrá las firmas necesarias para figurar como candidata independiente en 2018. Y quizá El Bronco y El Jaguar, también.

Pero, ¿y el PRI?

A últimas fechas, ha crecido la sensación de que José Antonio Meade será el ungido. Respalda esa visión la apariencia de que fue el gran ganador de la XXII Asamblea Nacional del tricolor, que retiró los candados estatutarios para que personas sin militancia –como él– puedan ser candidatos.

Asimismo, que el aún secretario de Hacienda podría atraer la simpatía de los panistas que no están con Ricardo Anaya, y que de aquí al 15 de noviembre tendrá la oportunidad de amarrar relaciones con los muchos de los gobernadores que están buscando que su estado salga beneficiado de la negociación del Presupuesto de Egresos de 2018.

Sin embargo, ¿quién puede afirmar que el secretario de Educación, Aurelio Nuño, no está en la puja? La forma en que ha conducido la implementación de la Reforma Educativa y ha puesto en paz la rebeldía magisterial en estados como Oaxaca y Guerrero –entidades en las que se ha hecho presente a raíz de los sismos de septiembre– hacen imposible descartarlo.

Pero la lista de presidenciables del PRI no se queda ahí, si bien Meade y Nuño son los más visibles en estos momentos.

Entre las opciones que tiene el presidente Enrique Peña Nieto para nombrar al candidato del partido están también los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Salud, José Narro.

Por tanto, intentar saber hoy quién será el favorecido resulta muy complicado. ¿O alguien apostaría su casa por alguno de los mencionados?

Por hablar de los candidatos presidenciales del PRI en el pasado, a estas alturas del sexenio ya habían sido destapados José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari; estaba a unos días de serlo Luis Echeverría y faltaban aún semanas para que lo fueran Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Donaldo Colosio. Es decir, todavía estamos en los tiempos del sexenio en que históricamente se ha revelado el nombre del candidato del PRI cuando ese partido ha ocupado la Presidencia de la República.

En esta ocasión, dudo mucho que se conozca antes de Año Nuevo. Menos cuando los partidos han renunciado a una parte de sus spots a fin de que se transmitan mensajes sobre la reconstrucción por los sismos.

El Consejo Político Nacional del PRI tiene programada una reunión hoy miércoles. Pero, contra lo que se ha publicado en días recientes, los 731 consejeros no decidirán esta vez el método de selección del candidato presidencial, de acuerdo con el mandato que le dio la asamblea priista.

La sesión de hoy será para nombrar a los integrantes de órganos creados por la propia asamblea y autorizar al CEN a acordar coaliciones, entre otros asuntos en agenda.

El método de selección será discutido en diciembre, al margen de que uno crea o no que ese método vaya a valer algo frente a la tradición de que el Presidente en turno escoge al candidato.

A decir de fuentes de la dirigencia priista, la parsimonia que tiene el partido para meterse de lleno en la competencia por Los Pinos está fincada en los tiempos establecidos por la legislación electoral.

Puede ser, pero lo seguro es que al PRI le está funcionando no someter desde ya a su candidato –llámese como se vaya a llamar– al golpeteo que están experimentando López Obrador, Anaya y Zavala.

A ellos tres, la opinión pública ya los está evaluando en función de sus conocimientos sobre los grandes temas del país, cosa que no sucede con los presidenciables del PRI, que siguen atendiendo únicamente asuntos propios de su actual función.

Por eso el PRI no tiene prisa. Ha comprendido que gana más con prolongar el suspenso hasta donde se pueda, que meter a su candidato a la pista para que empiece a acumular kilómetros. Información Excelsior.com.mx

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