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Unidad en la diversidad

Por Martín Espinosa

Acabo de ser testigo de la gran diversidad cultural y social de nuestra patria, asolada por las graves y enormes diferencias económicas y de desarrollo que se fraguaron desde hace siglos y en donde convergen muchas causas; desde los malos gobiernos en que han vivido muchas comunidades del país hasta la idiosincrasia que juega un papel sumamente importante para la manipulación de poderes, tanto fácticos como constitucionales, que se han coludido desde hace décadas para mantener “sometidos” a muchos pueblos y etnias en la pobreza y el subdesarrollo.

Un ejemplo de un estado con altos niveles de atraso y pobreza en todos los sentidos ha sido Oaxaca. Comunidades enteras con severos rezagos en salud, educación y vivienda. Ocupa el penúltimo lugar de Pobreza Laboral (64 por ciento de la población, 2018) y el lugar 30 en la generación de empleo formal (México ¿cómo vamos? Semáforo Económico Nacional 2019).

Sin embargo, el “jalón” que le ha dado en los últimos tiempos el gobierno estatal que encabeza Alejandro Murat Hinojosa (2017-2023) le ha permitido a Oaxaca crecer a un ritmo de 3.9 por ciento en lo que va de este año, colocándose en el cuarto lugar nacional, sólo por debajo de Baja California Sur, Aguascalientes y Quintana Roo. Aunque las cifras están muy lejos de recuperar el terreno perdido por décadas (lugar 31 en pobreza en general, 70.4 por ciento de la población, 2016), sí representa la ruptura de una tendencia decreciente que, por primera vez, comienza a mostrar una leve recuperación, tomando en cuenta que la media de pobreza nacional es 43.6 por ciento del total de la población del país.

Su ingreso laboral por persona también es muy bajo, lo que lo ubica también en el penúltimo lugar de la tabla nacional con apenas mil 307 pesos mensuales.

Contrasta con lo anterior su riquísima diversidad cultural, la cual se observa en cada una de las ocho regiones que la conforman y en las que conviven los 15 pueblos indígenas que le dieron origen, además de una comunidad afromexicana integrada por cerca de 200 mil habitantes, según cifras del Inegi; cada una de las regiones está conformada por comunidades con tradiciones y costumbres propias. Su fiesta central, que une y hermana a todo el Estado, es conocida como la Guelaguetza (palabra de origen zapoteco que significa “Ayudarse mutuamente en los apremios en que el individuo, por sí solo, no puede afrontar”), la cual se celebra los últimos dos lunes del mes de julio en el Cerro del Fortín, desde el cual se observa todo el centro de la ciudad de Oaxaca, una vista magnífica de gran parte de la capital del estado.

El espíritu de las festividades, también conocidas como “Lunes del Cerro”, es compartir entre todos las cosechas de una tierra noble y generosa para con sus habitantes de origen zapoteco. Al llegar los españoles a Oaxaca (siglo XVI), la celebración se fusionó con los ritos católicos y de ahí que las fiestas coincidan con la celebración de la Virgen del Carmen. Ésa es la nueva mexicanidad que surgió hace varios siglos en muchos estados del centro, sur y sureste del país, principalmente. De ahí la variedad cultural y gastronómica de cada región, pero también de ahí lo complicado de la idiosincrasia de cada comunidad regional. No es fácil entender a México sin comprender y, sobre todo, gozar esa mezcla de colores, olores y sabores de nuestra patria. Eso debería animarnos hoy día a remontar los tiempos adversos que vive el país y no apostar por la división que sólo nos hace más débiles y poco efectivos para solucionar, sobre todo, pobreza y desigualdad.

Ante tanta riqueza cultural y humana queda en evidencia que son más las cosas que nos unen como país que las que nos separan. Por ello, apostar a la división social no generará buenos dividendos para nadie.

La patria se construye en la diversidad de culturas, pero buscando aquello que nos une, no lo que nos divide. Con las aportaciones de cada región del país la nación se complementa, se nutre y se cohesiona. Lo que menos tiene nuestra tierra es homogeneidad. Que cada quien asuma su papel y aporte lo que esté en sus manos para seguir construyendo un país libre y generoso, como el que siempre ha caracterizado a esta, nuestra casa común. Información Excelsior.com.mx

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