Por Enrique Aranda
A las puertas de la “fase crítica” de la pandemia en que, de confiar en versiones oficiales, deberá detonarse un crecimiento exponencial del número de casos de contagio y decesos y sentar bases de un eventual desconfinamiento, el gobierno federal no parece haber resuelto aún, entre otros, ni el problema de la comunicación (a la sociedad) sobre la evolución real del fenómeno ni, menos aún, la interrogante de por qué se ha negado a atender el reiterado reclamo de organismos multinacionales, entidades científicas de alto reconocimiento y especialistas en epidemiología, de multiplicar la aplicación de pruebas de detección del COVID-19.
Si bien el asunto relativo a la poco exitosa forma en que el problema ha sido comunicado a nivel social parece, como quedó en evidencia con la irrupción violenta de familiares de afectados en un hospital de Ecatepec, más resultado de la decisión de atender la crisis desde una perspectiva política e ideológica que sanitaria y/o económica, lo cierto es que el punto que refiere a la intencionada
desatención de la pública invitación a aumentar el número de pruebas de diagnóstico como vía para prevenir y superar la crisis ahora y en fechas posteriores a un eventual relajamiento de medidas de aislamiento resulta, para decir lo menos, inexplicable.
Luego que, hace apenas el lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que lidera el mexicano José Angel Gurría Treviño emitiera un llamado urgente a transitar por esa vía antes de adoptar políticas que pudieran relajar la situación, so pena de tener que enfrentar una nueva etapa de contagios o, peor aún, una reactivación de la crisis cuando lo que se pretende es “achatar” la curva de infectados y/o víctimas mortales del coronavirus que, vale destacar, hasta ayer llegaban ya a 23,471 casos con 2,154 muertes.
Para entonces, a decir del propio extitular de Hacienda y Relaciones Exteriores, México se ubicaba en la última posición entre los países miembros del llamado “club de naciones más desarrolladas” con un promedio de 0.4 pruebas realizadas por cada mil habitantes, en tanto que Islandia y Luxemburgo, en ese orden, reportaban la realización de 134.9 y 64.6 tests por cada mil de sus ciudadanos, muy por encima de la media de la Organización que para esa fecha, insistamos, se ubicaba en 22.9. Mantener un nivel como el que se menciona para nuestro país es condenar a la sociedad a mantenerse en permanente riesgo de retorno de un contagio explosivo, peor, incluso, al actual.
Habrá que ver, entonces, en las próximas horas y días, la decisión que, en este sentido, adopta la autoridad, dado su reiterado anuncio de que al cierre del mes que inicia, el 1 de junio en el caso de las escuelas de nivel primaria y secundaria por ejemplo, la actividad retornará a la normalidad. Cuidado…
* Bajo acecho del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador los comunicadores de México, particularmente quienes, de manera cotidiana, evidencian las contradicciones entre el discurso oficial y la “terca realidad”, poco o nada tuvimos para conmemorar ayer el Día Internacional de la Libertad de Prensa, salvo recordar a los periodistas sacrificados en el ejercicio de su labor, y cuya cantidad crece de manera escandalosa. Lamentable…
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.Información Excelsior.com.mx