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Venezuela: la suerte está echada

Por José Rubinstein

Acción ocurrida apenas al día siguiente de haberse consumado la farsa electoral adjudicante de suprapoderes al hoy dictador Nicolás Maduro.

La incipiente Asamblea Constituyente, de acuerdo a datos del Consejo Nacional Electoral, recibió apenas 3.7 millones de votos, no los 8.1 millones anunciados. Incluso la empresa responsable de la tecnología informática electoral, Smartmatic, corroboró que los resultados fueron manipulados. La referida Asamblea será conformada por 545 constituyentes, entre los cuales figuran Cilia Flores, cónyuge presidencial, y el descollante vástago de ambos, Nicolasito, quien, a sus escasos 27 años —“soldado de Chávez hasta más allá de la muerte”—, aportará su experiencia para la redacción de la nueva Carta Magna. Más de 20 países, incluyendo México, además de Estados Unidos, Suiza, la Unión Europea, el Parlamento Europeo y connotados organismos internacionales han rechazado el resultado de la Asamblea Constituyente, convocando a reunión de emergencia para el próximo 8 de agosto en Perú. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, denunció que en Venezuela se consuma el fraude electoral más grande de la historia de Latinoamérica.

El diputado opositor Julio Borges, presidente de la democráticamente electa Asamblea Nacional, reclamará en la Fiscalía General el proceso electoral constituyente. La otrora chavista fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, reprueba contundente los comicios: “El resultado que se anunció fue tramposo”. La CIDH condenó energéticamente la detención de Leopoldo López y Antonio Ledezma: “Retroceso que agrava la crisis venezolana”. Estados Unidos confirmó la congelación de los posibles activos de Nicolás Maduro bajo su jurisdicción, prohibiendo a ciudadanos o entidades estadunidenses realizar cualquier tipo de transacciones con él en lo personal. Adicionalmente, Trump responsabilizó a Maduro por la integridad física de los presos Leopoldo López y Antonio Ledezma. Al respecto, Nicolás Maduro replicó que él no recibe “órdenes imperiales”.

Gracias al querido baluarte del IPADE, Sergio Raimond, me enteré de la fórmula de Radbruch, difundida en 1946, luego de los crímenes de la Segunda Guerra Mundial, la cual sostiene que, a nivel internacional, “se puede negar la validez de las leyes tremendamente injustas”. La extrema injusticia de una norma hace que ésta sea jurídicamente inválida. El derecho supralegal se evalúa a partir de los derechos humanos. En la práctica, la fórmula de Radbruch ha sido utilizada en casos límite; ejemplo: la Ley de la Frontera, en Alemania, facultaba a los militares a disparar contra quienes, sin autorización, intentaran cruzar el muro. Cuando se dio el caso, dos militares implicados fueron sancionados por el Tribunal Supremo Federal, resolviendo que dichas leyes contravenían los derechos humanos —vida libre y circulación—, de acuerdo con los principios contemplados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Pregunto: de llegar a promulgar la Asamblea Constituyente de Venezuela nuevas leyes contrarias a los derechos humanos, ¿sería aplicable la fórmula de Radbruch?

En México, la Mesa Directiva de la Comisión Permanentemente, sin el aval del PRD, del PT y de Morena, se pronunció contra los resultados de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela. Los referidos partidos de izquierda abogan por la no intervención y autodeterminación de los pueblos. ¿Permanecer pasivos frente a la situación de millones de venezolanos que, en la inopia, impotentes atraviesan el umbral de una desquiciada dictadura?

Los acontecimientos se agolpan en Venezuela. El canciller nombrado hace un mes ha sido reemplazado por el yerno de Hugo Chávez, Jorge Arreaza. Nicolás Maduro juramentó a 510 integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, con la encomienda de “tomar el mando de la Fiscalía y revisar la impunidad de los diputados”. La instalación de la Constituyente está programada para hoy por la mañana en la sede de la Asamblea Nacional, dominada por la oposición. Los 112 diputados opositores, integrantes del Movimiento Unido Democrático —MUD— ¿abandonarán dócilmente el emblemático recinto, último reducto democrático en Venezuela? Por supuesto que no.

La suerte está echada. Nicolás Maduro no cederá ni un ápice. La afligida población, que poco le queda que perder, no abandonará voluntariamente las calles. Mal presagio.

Y hay quienes se oponen a la implicación de la comunidad internacional. Informacion Excelsior.com.mx

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