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Confiesa el tercer implicado
Martín Alberto Medina Sonda fue señalado ayer como la persona que contrató los servicios de su ex chofer César Rogelio Reyes Barrueta para pagarle a los sicarios que dieron muerte a Emma Gabriela Molina Canto, a quien sólo se trataba de darle un susto y no matarla en la forma en que lo hicieron, según afirmó el tercer involucrado en el sangriento crimen.
Después de ser detenido en el Estado de México César Rogelio, de 42 años de edad, originario de Villahermosa, Tabasco, fue presentado ayer ante el Juez Segundo de Control del Centro de Justicia Oral de Mérida, Lic. Luis Edwin Mugarte Guerrero, quien libró la respectiva orden de aprehensión solicitada por la Fiscalía General del Estado.
En la audiencia de imputación, los fiscales encabezados por los Licdos. Eddiel Zapata Solís y Fernando Caamal López, le formularon cargos por coautor material y directo por el delito de homicidio calificado, comprendido en el artículo 15 fracción primera del Código Penal del Estado.
En la audiencia estaba la madre de la joven asesinada, Ligia Canto, acompañada de varios de sus familiares y el asesor jurídico Efraín Encalada Burgos.
El imputado estuvo asistido de un defensor público de apellido Ravell, quien a pesar de que le recomendó que no emitiera declaración alguna, el acusado dijo que era su deseo rendir declaración, pero en forma parcial privada, por lo que el juez ordenó que se retirara el público de la sala 7 y los representantes de los medios de comunicación.
Al regreso a la audiencia, el propio juzgador señaló que el imputado confesó su participación en los hechos imputados y la forma en que ocurrieron, sin ahondar el juez en los detalles de la confesión.
La audiencia de vinculación a proceso fue programada para el próximo día 10 de abril a partir de las 17 horas, cuando se resolverá sobre su situación jurídica; mientras tanto permanecerá en el penal de Mérida en prisión preventiva oficiosa por la gravedad del caso y bajo vigilancia médica, ya que sufre de diabetes crónica y tiene una lesión en uno de los pies que requiere de atención, así como para su propia seguridad personal por colaborar con la justicia en este delicado asunto.
De acuerdo con la información obtenida, se desprende que César Rogelio tiene amistad con Medina Sonda desde hace varios años; se comentó que incluso en alguna ocasión le trabajó de chofer; el caso es que lo contactó vía telefónica para hacer un trabajo, que consistía en darle un susto a su ex esposa en Mérida, quien estaba refugiada en algún predio de la ciudad.
Otra persona a la que se ha identificado como “Cachorro”, es quien contrató los servicios de Óscar Miguel López Tobilla y Jonathan Mézquita Ávalos, quienes se encargarían de ejecutar el encargo.
Se indica que se depositaron 70 mil pesos en la cuenta de César Rogelio, de los cuales le entregaría a cada uno de los muchachos 30 mil por el trabajo y el resto, para gastos de traslado, y una cantidad aparte por los servicios encomendados.
Llegó a Mérida un par de días antes de la fecha en que ocurrieron los trágicos del 27 de marzo, entre las 15:15 y 15:30 horas; se entrevistó con el chofer de un vehículo para el servicio independiente de transporte y éste le rentó un automóvil de color rojo tipo Versa; al chofer se le identifica como Héctor.
Después ubicó el predio de la futura víctima en el fraccionamiento San Luis, frontera con la colonia Máximo Ancona; cuando llegaron los sicarios les enseñó dónde vivía la mujer y de quién se trataba; el día de la ejecución los dejó en la esquina y se retiró; ese mismo día, sin esperar los resultados, viajó a la Ciudad de México, donde recibió una llamada del otro implicado, quien le dijo que a los muchachos se les pasó la mano y mataron a Emma Gabriela.
La víctima resultó con 11 heridas punzocortantes en el cuello, cabeza y tórax, sufrió la perforación de órganos vitales; en la carpeta de investigación obran diversos testimonios, actas circunstanciadas, videos, entrevistas y demás medios de prueba.
Con la confesión de César Rogelio se establece la relación en el sangriento caso del ex esposo de la víctima y en algún momento se podría reconsiderar que sí se trató de un caso de feminicidio.
En la carpeta de investigación, se destaca que luego de que los sicarios ultimaron a la mujer de 42 años de edad y madre de 3 criaturas por las que luchó por su custodia legal hasta que le fue arrebatada la vida, cuando los presuntos asesinos viajaban en un taxi rumbo a la terminal de camiones para regresar a su tierra, recibieron una llamada y uno de ellos contestó: “Sí, patrón ya está listo el trabajo, la mujer está muerta y los niños están bien”.
Durante la audiencia de ayer, la madre de la víctima manifestó que ahora más que nunca requiere de protección hacia ella y su familia, puesto que queda demostrado una vez más que la muerte de su hija fue planeada y pagada.
Con la confesión del imputado, se les echa tierra a los dos presuntos criminales que ya están vinculados a proceso penal por el delito de homicidio calificado, cuya penalidad va de los 20 a los 40 años de prisión y se da pormenores de su participación y la de otros implicados, fundamentalmente del autor intelectual del asesinato, que desde un principio la familia de la víctima, encabezada por la Sra. Ligia Canto, lo había señalado como tal.
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