Por: Pascal Beltrán del Rio
Ayer, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, Emmanuel Macron, el candidato centrista —también calificado de “socioliberal”— ganó por más de 65% de los votos a la ultraderechista Marine Le Pen.
El resultado da lugar a muchas lecturas. Se dijo con frecuencia durante la campaña, que lo que estaba en juego era el futuro de Francia y de la Unión Europea. En efecto, Le Pen había advertido que su triunfo significaría la salida de su país del bloque y la renuncia a seguir usando como moneda el euro.
El llamado Frexit habría significado el fin de la UE y esto habría tenido consecuencias muy nefastas para el mundo entero.
Además de un fuerte golpe para la frágil economía internacional, habría dado alas a los políticos autoritarios, como Donald Trump y Vladimir Putin, para resolver los conflictos internacionales por la vía de la fuerza y no por el diálogo.
Para mí eso era lo que estaba más en juego: la capacidad de la democracia de resistir el embate del populismo, un movimiento político con presencia en diferentes países que apuesta por tomar el poder mediante la polarización de la sociedad y la presentación de supuestas soluciones fáciles a los grandes desafíos del mundo moderno.
En su primer discurso, luego de que se conocieron los resultados electorales, el próximo Presidente de Francia dijo que su propósito central sería “unir al país” a través de la superación del miedo y el impulso del optimismo.
Vivimos en una etapa muy oscura del mundo. Hay enormes dudas sobre la capacidad del ser humano de afrontar los retos que imponen los cambios tecnológicos. Eso ha dado lugar a un tipo de liderazgo autoritario que fomenta el miedo de la gente.
Afortunadamente, ese estilo de mando —que apela a los hombres a levantar barreras y desconfiar unos de otros— no se impuso en Francia.
El mensaje que obtuvo la gran mayoría de los votos fue el de la serenidad frente a los problemas y no la estridencia del victimismo.
Una gran lección de la elección francesa es que el discurso político que no exacerba el enojo y la angustia de la gente tiene posibilidades de éxito, cuando explica las ventajas de recorrer pacientemente los caminos que, probadamente, conducen a las sociedades al progreso.
Los franceses entendieron la necesidad de cambio. Tan es así que negaron el pase a la segunda vuelta electoral a los dos grandes partidos históricos. Pero, también, que el cambio por el cambio mismo corre el riesgo de poner a un país en reversa.
Francia nos ha enseñado que la política aún es útil y eficaz. Así lo demuestran también las recientes derrotas electorales del populismo en Austria y los Países Bajos. Ahora toca a Macron estar a la altura del voto que se expresó en su favor.
México enfrentará desafíos similares en la elección presidencial del año entrante. Hoy por hoy son evidentes las intenciones de algunos de emular a Le Pen y su promoción del miedo como instrumento de campaña. Lo que aún no veo es a un candidato que pueda jugar el papel de Emmanuel Macron, capaz de sumar a izquierdistas y derechistas moderados en torno de un proyecto de cambio en la ecuanimidad.
BUSCAPIÉS
El sábado pasado, caminaba por la calle de Calvario rumbo al centro de Tlalpan cuando un jardinero, que podaba un árbol sobre la banqueta, cayó de su escalera de tijera, de una altura de metro y medio. El hombre, quien se golpeó la cabeza al caer, estaba inconsciente cuando me aproximé. Le salía espuma de la boca y el brazo izquierdo le temblaba.
Pronto llegaron en su ayuda otras personas. Convenimos en que no debíamos moverlo. Marqué al teléfono 911 para pedir ayuda. La operadora me aseguró que una patrulla y una ambulancia venían en camino.
Ni una ni otra llegaron. Casi media hora después de hacer la llamada, el jardinero había recobrado la conciencia y pidió que lo ayudáramos a levantarse. Al principio nos resistimos, pero la urgencia de llevarlo al hospital nos hizo ceder a su deseo. Un particular accedió a subir al hombre a su vehículo para ir a buscar ayuda médica.
Es increíble que la llamada al 911 no haya servido de nada. Téngalo en cuenta si le ocurre una emergencia: la ayuda puede no llegar nunca. Información Excelsior.com.mx