Por Francisco Garfias
El drama que vive Martín “R” ilustra lo que ocurre con muchos empleados de confianza a los que el nuevo gobierno federal les cierra las puertas.
Apenas en junio pasado, Martín llegó por concurso a la Dirección General de una de las secretarías de Estado. Se la había ganado a pulso, luego de trabajar en otra dirección.
El hombre estaba feliz. Los astros se le alineaban. Había comprado una casita con un crédito del Fovissste. Se sentía seguro en su chamba. Lo protegía la Ley de Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal.
Martín no ignoraba que con la Cuarta Transformación se venían cambios en el área donde trabajaba, pero confiaba en el amparo de la citada ley, que en su artículo 40 dice que, cuando por razones de reestructuración desaparezcan puestos en la administración pública, deben reubicarlos.
La noche del lunes le pidieron su renuncia. A él y a ocho más de su área. El mundo se le vino encima. Sin ingresos se suspende el crédito apenas obtenido. “Puedo perder mi casa”, nos dice, visiblemente angustiado.
No quiere litigar su caso. Teme que sea muy desgastante. Lo que pide es la reubicación. Simplemente, que se cumpla la ley. Ya sólo le faltan cuatro años para jubilarse.
El artículo 41 de la citada ley precisa que los servidores públicos de carrera, previa autorización de su superior jerárquico y de la secretaría, podrán realizar el intercambio y reubicarse en otra ciudad o dependencia.
Los cargos deberán ser del mismo nivel y perfil, de acuerdo al catálogo.
El trauma de quedarse sin empleo afecta a más de 200 mil “trabajadores de confianza” que ya está “echando” el gobierno federal “de izquierda”. Problema grave. A los corridos no les da más alternativa que la calle o salarios de hambre con semana laboral de lunes a sábado.
Otra fuente de descontento en el sector público es la baja de salarios, so pretexto de la “austeridad republicana”.
El portal del diario español El País le dedicaba anoche a este tema su nota principal, bajo el siguiente título: “Una oleada de funcionarios se suma a las críticas del Poder Judicial al recorte de sueldos de López Obrador”.
La nota daba cuenta de la “onda expansiva” de renuncias, prejubilaciones y despidos que ha provocado en el sector público de México la anunciada baja de salarios.
Pero, también, que más de 200 jueces anunciaron, este lunes, que han promovido juicios de amparo en contra de la baja de salarios. “Y no han sido los únicos”, puntualiza El País.
La tijera de la austeridad republicana corta asesores, secretarias, choferes, ayudantes. No sólo a la alta burocracia. A los que se quedan les suprimen las prestaciones.
Es la fórmula de AMLO para la justicia laboral: bajar los sueldos de los de arriba para aumentar los de los de abajo. “En un país con tanta pobreza, recibir más de 600 mil pesos al mes (en el sector público) es un acto de corrupción”.
¿Y usted qué opina? Diría el clásico Nino Canún.
El obispo emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda, se apareció ayer en el Senado junto al empresario taurino Rafael Herrerías.
Formaba parte de la “cargada” que asistió a la toma de protesta del senador de Morena Pedro Haces, suplente del ahora director del IMSS, Germán Martínez.
La reportera de Televisa Claudia Flores Barreto le preguntó al polémico obispo qué hacia en el Senado.
“Vine a acompañar a un gran amigo, Pedro Haces, que es un hombre que ha mostrado su calidez con el pueblo. Es un gran líder”, le respondió.
Y dijo más: “Le deseo éxito, como se lo deseo, con más ganas, al señor Presidente (AMLO). Me conformo con que la mitad de lo que dijo se haga para sentirme feliz por México. Ahora, si lo hace todo, va a ser mi héroe…”, aseguró.
Haces llegó con tremenda y ruidosa porra a las instalaciones de la Cámara alta. Es líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), la organización que aspira a “barrer” del mapa a la CTM del PRI.
“Eso va a ocurrir”, pronostica el senador Haces, de quien, se dice, fue “dedo chiquito” del desaparecido Leonardo Rodríguez Alcaine, sucesor de Fidel Velázquez en la otrora poderosa CTM.
Haces nos dijo: “No soy nuevo, soy diferente…”.
Y en rueda de prensa prometió: “De ahora en adelante, mi curul va a ser de los trabajadores”.
A López Obrador todo se le perdona. Incluso el nombramiento —al margen de la Ley— de Paco Ignacio Taibo II como titular del Fondo de Cultura Económica (FCE).
Taibo no cumple con el requisito de ser mexicano por nacimiento para dirigir el Fondo. Es originario de España.
Pero, en la 4a Transformación, el dedito de AMLO está por encima de las leyes, incluso para la mayoría de los encargados de hacerlas en el Congreso.
Así que el próximo jueves los senadores de Morena y sus aliados van a cambiar la llamada “Ley Taibo” para que se haga la voluntad del Presidente de la República.
Y hasta la “aguerrida” senadora de Morena, Malú Micher, que había criticado la conducta de Taibo, le bajó al tono.
Le bastó que el escritor se disculpara de haber dicho que será director del Fondo por ley o por edicto, en abierto desafío al Congreso, y ayer declaró:
“No tiene por qué haber un inconveniente para discriminar. Jamás discriminaré a nadie, y menos en este tema. Él ha ofrecido una disculpa y hay que seguirle al proceso parlamentario”.
Donde manda capitán…
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Información Excelsior.com.mx